En estos días de fiesta, que hace poco comenzaron, en que es muy corriente comer fuera de casa, es cuando acostumbramos a ponernos al dia los seres vulgares, que hacemos una vida vulgar, en un ambiente vulgar. Quizá por eso no estemos muy acostumbrados a los cambios que se observan en las costumbres de nuestros conciudadanos.Y asi , muchas veces al entrar en el ambiente de las “comidas” de estos días prenavideños observemos mas contrastes de lo que fuera normal en las personas que no acostumbramos a hacer “ vida social”. Pero la verdad es que resultaría increíble que en la sociedad en que vivimos – muchas veces aparentando tener lo que no se tiene y disfrutar de lo que no se disfruta- nos encubriera la forma de comportarnos, que no siempre resulta muy correcta. La realidad es que la situación económica en la comunidad política en que nos desenvolvemos es aún más difícil de lo que parece y , sin embargo, no da la impresión de que nos hagamos cargo de ella. No es necesario poseer importantes conocimientos de economía política para pensar qué tipo de soluciones propondríamos a los políticos en el supuesto de que nos hicieran una consulta sobre nuestra situación actual. Quizás la solución viniera de considerarnos unos a otros como conciudadanos, convecinos , seres vulgares que luchan por la subsistencia dejando aparte ideologías , teorías políticas y económicas para actuar como seres que luchan por superar las dificultades , olvidando diferencias e ideologías . La verdad es que los políticos dan la impresión de que quieren resolver los problemas acogiéndose a lo poco que les une , superando lo mucho que los separa aplicando a todo un criterio de buena voluntad. Y queremos que la actitud de todos de todos sea esa: superar las diferencias como amigos y no como rivales. Ignoramos si seremos capaces y si es que el destino de la Comunidad Económica va a ser incluirnos también a nosotros en” el pelotón de los torpes”, buscándonos padrino. Observando la realidad serenamente no hay que ser un genio en economía para juzgar la situación. En general es grave y muy difícil pronosticar soluciones.De todas formas quizás hubiera sido un acierto suspender las elecciones, pero ya no el momento.No caben soluciones de ese tipo. A lo hecho, pecho.Y ahora sólo cabe rezar. Pero eso sí, rezar con fé firme y pedir a Dios que nos eche una mano, que la necesitamos de verdad. Él lo sabe más que nadie.