¡Los mosquitos son de la Junta!
¡Los mosquitos son de la Junta!
Dicen los señores de Costas que si la zona que produce los mosquitos está protegida por una ley de la Junta de Andalucía, ésta debe ser la que apechugue con los gastos. Si unos terrenos no tuvieran una administración como propietaria, otra que los controla y una tercera que los acoge en su término municipal, no se darían estos líos de competencias. Ni se echarían los unos a los otros los muertos con tanta alegría para pena del ciudadano que es el que reciba los picotazos del mosquito. Algo parecido podríamos escribir sobre las famosas lagunas de oxidación, sus olores, sus mosquitos y sus responsables. Con estos “tontos” ejemplos se pone de manifiesto que, o sobra Costas, o sobra la lejana Junta de Sevilla o sobra el ayuntamiento de turno. Si el ejemplo lo llevamos al tema de educación, cultura, sanidad, seguridad, urbanismo y un largo etc.etc, llegaremos a la conclusión de que en España hay demasiados jefes mandando y pocos indios trabajando. O lo que es lo mismo: muchos políticos agarrados a sus poltronas, haciendo leyes para que no se las quiten y pocos ciudadanos en el tajo para pagar sus grandes sueldos. Tendremos que hablar de la diputación cuando se pasen las vacaciones políticas (¿y cuando acaba estas?), pero no sólo está en juego el futuro de las diputaciones, hay que empezar por el último invento, el de las comunidades autónomas, que se ha demostrado como el más malgastoso, manipulador y trilero de todos los inventos políticos del siglo pasado. La experiencia de Almería ha sido tan negativa en estos treinta años que sólo la defienden los partidos que de ella viven.