El pobrecito Keynes
El pobrecito Keynes
Entre la inmensa verborrea socioeconómica originada por la crisis destaca la nueva palabra que sustituye a la de empresario. Probablemente con el vocablo “emprendedor” se ha querido eludir antiguas connotaciones decimonónicas relacionadas con la explotación o con el famoso cierre de fábricas. Yo creo que no hacia falta cambiar de nombre. La idea de emprender ya lo lleva inserto en su alma la de empresario. Hoy con cinco millones de parados, no podemos negar que hemos tenido que reciclarnos de viejos prejuicios. La derecha, en su línea de favorecer al capital, está tratando de flexibilizar más el despido y la negociación colectiva. Es lo que toca. También hay que decir que la izquierda, especialmente la izquierda en el poder, está que no le quita ojo al gran dinero por si éste pudiera ayudarle a salir del hundimiento... Zapatero ha llamado varias veces a la Moncloa a la más granada nomenclatura de la clase empresarial e incluso ha viajado con ella para hacer negocios por el mundo. Quiere decirse que el empresario, o el emprendedor como se dice ahora, es una herramienta muy valiosa para crear empleo y sacar a este país de la crisis. Ahora bien; acaba de ocurrir algo insólito. La reforma de la Constitución para estabilizar el presupuesto y para domeñar el déficit es, pese a lo que digan sus promotores, una gran piedra en la rueda de la teoría de inversión pública preconizada por Keynes. ¿Quién fue este hombre? Sin entrar en detalles, digamos que es el inventor de un cuerpo general de doctrina económica que acabó con el estancamiento y crisis del capitalismo en un período de entreguerras. Yo pienso que algunas cosas de la Teoría General sobre el empleo y el interés podrían copiarse del keneysianismo ahora que los neoliberales nos han dejado esto como un solar. Pero, claro, si el techo de gasto ata al Estado a no invertir ni siquiera para crear puestos de trabajo en sustitución del emprendedor que no quiere emprender, malo, malo, malo. Veo al PP haciendo recortes. Conforme la derecha se está más cerca de las elecciones, comienza a dudar sobre sus promesas de no subir los impuestos.