Eduardo Ibero: “Tuvimos que salir corriendo y sin el equipaje”
Relato de dos semanas de un almeriense tras el terremoto que se ha cobrado la vida de miles de nepalíes

Ibero, segundo desde la derecha.
La tierra volvió ayer por la mañana a temblar en Nepal. Otro terremoto. Apenas llevaba unas horas levantado Eduardo Ibero Cobos. El alpinista ejidense regresó la noche anterior a su domicilio familiar. Atrás habían quedado más de dos semanas de descensos por montañas de Nepal, de vuelos en helicóptero y de largas horas de espera en un hotel de Katmandú.
Ibero formaba parte de una expedición que pretendía alcanzar la cima del Makalu a más de 8.000 metros de altitud. No pudieron llegar. Un “terremoto fuerte y largo” les sorprendió la mañana del 25 de abril. “Estamos bien”, escribió desde su perfil de Facebook.
Ayer mañana, cuando se conoció el terremoto en Nepal y sentido también en La India, LA VOZ y la Cadena SER en Almería contactaron con la familia del montañero. “Eduardo ya está aquí. Vino anoche desde Málaga”.
En una entrevista a modo de testigo directo, mientras en la redacción se recibían fotos de todos estos días en Nepal, Eduardo Ibero relataba que la situación allí creada motivó que la evacuación fuera rápida. “Tuvimos que hacer dos etapas de descenso en apenas tres horas y media cuando lo previsto eran dos días. Teníamos que subirnos a un helicóptero y no podíamos llevar peso. Dejamos el equipaje y solo llevamos una mochila con algo de ropa. En Katmandú me compré unas camisetas”.
El equipaje no llegó al hotel donde se hospedó. Él y el resto de expedicionarios decidieron, entonces, adelantar el viaje de vuelta.
Como “con el Gobierno de España no había manera de cuadrar nada”, este vecino de El Ejido decidió regresar vía Estambu. “Creo que una de las opciones era ir hasta Noruega y después a Madrid”.
Ya en casa, con los suyos, sin la barba canosa que tenía en las fotos que enviaba vía Whatsapp, reconoce que tuvo “suerte de estar en el campo base”, lejos de donde caían las piedras y los bloques de hielo tras los temblores de la tierra. “Estábamos hacia el contrario de la onda donde fue el epicentro”.
“No llegué a temer por mi vida. No tuvimos nunca esa sensación, pero hubo otros compañeros que sí lo pasaron muy mal”, añade, y explica que el Gobierno de Nepal se ha centrado en las grandes urbes, mientras que son las ONGs las que llegan a zonas aisladas, “pagando helicópteros a precio de oro”.
Mientras el alpinista ejidense recuerda imágenes de lo que ha quedado tras el terremoto, aún no sabe si la aventura de subir al Makalu se repetirá en 2016. Los permisos para las expediciones duran un año.
Pero para 2016 faltan muchos días. Ahora lo importante es recuperar la normalidad “en un par de días”.