En el Mar de Alborán, cada milla cuenta. La vigilancia de la Armada y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no solo protege la soberanía marítima, sino que actúa como primera línea de defensa frente a las redes de inmigración irregular y las rutas del narcotráfico que buscan abrirse paso hacia las costas almerienses, granada y levantina. Desde el control del tráfico marítimo hasta la disuasión activa, cada patrulla es una pieza clave para garantizar la seguridad en uno de los corredores más sensibles del Mediterráneo.

En este sentido,  el patrullero de altura Atalaya, uno de los buques insignia de la Armada Española, se adentra estos días en las aguas almerienses con una misión clara: intensificar las operaciones de presencia, vigilancia y disuasión en el Mar de Alborán.

Procedente de Ferrol y con escala prevista en la Base Naval de Rota, la nave tiene marcado en su hoja de ruta un paso clave frente a la costa almeriense, donde incrementará las acciones de control del tráfico marítimo, protección de la soberanía nacional y apoyo a la libertad de navegación.

Defensa de rustas de gran valor

El Estado Mayor de la Defensa (EMAD) confirma que la activación del Atalaya se enmarca en un despliegue que cubre el Estrecho, el Mar Balear y el propio Mar de Alborán. Su presencia no es casual: el Estrecho, la isla de Alborán y el litoral del sureste peninsular son escenarios de gran valor estratégico, donde se cruzan rutas comerciales, pesqueras y, en ocasiones, amenazas que exigen la máxima atención.

Durante este mes, su tripulación llevará a cabo Operaciones de Seguridad Marítima, con verificaciones y controles de buques para garantizar el libre tránsito por estas aguas. Además, ejercerá acciones de presencia naval en torno a la isla de Alborán y zonas de soberanía española en el norte de África, apoyado por un Equipo Operativo de Seguridad de Infantería de Marina.

El 'Atalaya' forma parte del Mando Operativo Marítimo (MOM), con sede en Cartagena, encargado de vigilar y proteger los espacios marítimos de soberanía e interés nacional. Su despliegue coincide con un contexto geopolítico en el que la actividad en estas aguas se intensifica. No hay que ir muy atrás: el pasado mes de julio, el BAM (Buque de Acción Marítima) 'Furor' patrulló esta misma zona, con especial atención a las inmediaciones de las Chafarinas. En los próximos días, la silueta gris del 'Atalaya' se navegará por las de Almería, recordando que el Mar de Alborán no solo es un corredor natural para la pesca y el comercio, sino también un punto neurálgico de seguridad nacional.

Un buque conocido para los almerienses

El buque, botado en 1991 y con base en Ferrol desde 1992, es la cuarta y última unidad de la clase Serviola. Con 68 metros de eslora, 10,33 de manga y un desplazamiento de 1.106 toneladas, está preparado para operar en alta mar incluso con mar gruesa. Cuenta con radares de superficie y aéreos, un cañón de 76 mm, dos ametralladoras de 12,7 mm y una cubierta de vuelo para helicópteros medianos y ligeros.

El Atalaya no es un desconocido para las aguas almerienses ni para sus gentes. En septiembre de 2017, los vecinos de la ciudad tuvieron la oportunidad de visitarlo durante su escala en el Puerto de Almería, mientras participaba en la misión de la OTAN 'Sea Guardian'. Entonces su cometido incluía tareas clave como la vigilancia marítima de las costas españolas y de su Zona Económica Exclusiva, la protección de las rutas de tráfico marítimo y de infraestructuras críticas, así como la lucha contra la proliferación de armas de destrucción masiva, la piratería y las actividades ilícitas por mar, incluyendo el terrorismo y el narcotráfico.