"Sara, yo quiero ser como tú, pero la gente me dice: '¿Y por qué no te haces influencer? Te pones una cámara, te grabas y ganas muchísimo dinero'". La pregunta, lanzada desde la platea del Teatro Apolo de Almería por una niña almeriense llamada Laura, desató un silencio que duró un segundo... y una respuesta que ya está dando la vuelta a las redes sociales.

Sara García Alonso, primera mujer española seleccionada como astronauta por la Agencia Espacial Europea (ESA), se lo pensó apenas unos segundos; y contestó con la fuerza de quien no necesita adornos para defender lo que ama. "Aportar al conocimiento, vivir de la investigación, tener aventuras, soñar con ir al espacio… Eso vale más que todos los millones que me puedan pagar por ser influencer", respondió.

Consciente de que en ese momento lo que estaba en juego no era una carrera científica, sino la semilla de un sueño plantada en el corazón de una niña, la investigadora no dudó en desafiar a todos aquellos que prefieren que sus hijos elijan el camino fácil: "Hay caminos que son complicados, pero son profundamente valiosos".

Un mensaje viral con eco igualitario

El vídeo de su respuesta ya circula en forma de reel en su cuenta de Instagram (@astro_sarag), y acumula miles de reproducciones en apenas horas. Es un vídeo que sigue la línea que la leonesa ha instaurado en sus redes, donde suele hablar con naturalidad de su trabajo como científica, de los desafíos de entrenar como astronauta y, sobre todo, de lo que significa tener un propósito.

Pero lo que más ha emocionado a su comunidad no es el formato, sino el fondo. Porque Sara no despreció el mundo digital ni a quienes eligen ser creadores de contenido, sino que reivindicó la importancia de soñar en grande: "La satisfacción que da elegir el camino difícil no se compra con todo el dinero del planeta", remató entre aplausos.

Horas antes, en un encuentro con investigadoras y profesoras de la Universidad de Almería, Sara fue aún más lejos: "Las niñas no se habían planteado hasta ahora ser astronautas porque no sabían que había mujeres astronautas. Es imposible soñar con ser algo que desconoces".

La frase, rotunda y reveladora, resume el motivo por el que su presencia tiene un efecto transformador allá donde va. Porque lo que representa Sara García no es solo una historia de éxito personal, sino un referente visible para miles de niñas en España que ahora pueden imaginar otro futuro posible: un futuro con bata de laboratorio, con telescopios, con ecuaciones y sin techos de cristal. 

Una científica 'de pueblo'

Nacida en León y criada en El Bierzo en el seno de una familia humilde, Sara no oculta sus raíces ni pretende elevarse por encima de nadie. "Soy una persona normal que ha perseguido un sueño. Si eso inspira a alguien, ya es el mayor orgullo que puedo tener", declaró emocionada.

Ese sueño empezó en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas y llegó hasta las instalaciones de la ESA, donde fue seleccionada como astronauta de reserva tras un exigente entrenamiento físico y mental que duró 18 meses. 

En la actualidad, compagina su investigación en tratamientos oncológicos con la preparación para posibles misiones espaciales... aunque tenga que pedir una excedencia no remunerada para entrenar en Alemania: "Es parte del compromiso. Yo lo elegí. Y lo volvería a elegir", afirma sin rastro de duda.