La Voz de Almeria

Almería

Se nos apagó la luz: temblamos

Sin semáforos, ni aparcamientos, ni supermercados y con muchísimos nervios hemos vivido este apagón masivo

Las colas inevitables en la Avenida del Mediterráneo

Las colas inevitables en la Avenida del MediterráneoLola González

Lola González
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Dicen que en las crisis hay que mantener la calma. Fácil es decirlo pero más complejo es hacerlo. Y eso es lo que ha pasado en la ciudad cuando a partir de las 12.30 horas se nos apagaba a todos la luz. Primero pensamos que era algo del edificio, luego de la calle porque no había ni semáforos, y después, cuando comienzas a ver que en redes sociales explican que esto no es algo de aquí, que es en todo el país y en Portugal, y pasan los minutos y todo sigue parado, ya lo de la calma se olvida.

Sin saber si era un ciberataque, un ataque de los de toda la vida o una avería enorme, los almerienses se echaron a la calle. Se reunían entorno a las puertas de los edificios, en los balcones de las oficinas, en las del supermercado, todos móvil en mano -aunque para nada les sirvió porque durante gran parte del apagón, no ha funcionado nada, ni el 5G, ni el 4G ni la cobertura...- en busca de una explicación. Las explicaciones llegaban por la radio por lo que los más informados eran los conductores. 

Conductores que inicialmente iban por las calles almerienses con el miedo que supone el saber que nada regula la circulación. Fueron rápidos esta vez desde el Ayuntamiento de Almería y en poco tiempo colocaron a la Policía Local en los principales cruces de la ciudad. Se les vio regular el tráfico en la rotonda de Las Almadrabillas, en la Rambla, en la Carretera de Ronda o en la Avenida Mediterráneo. Cierto es que estaba controlado pero las colas son inevitables en unos momentos de crisis como estos.

Aparcamiento cerrado al paso por el apagón

Aparcamiento cerrado al paso por el apagónLola González

Circular se podía, lo que era más difícil era aparcar. En las zonas con ROA la aplicación no funcionaba, como era de esperar, y los parking subterráneos cerraban sus puertas. Me explicaba el propietario de uno de los aparcamientos de la zona centro mientras cobraba a mano, hacía cuentas de horarios y trataba de llevar con una sonrisa la cola de varios vehículos que esperaban para salir, que estaban trabajando "de forma manual" para "al menos dejar que los coches puedan salir". Eso sí, lo de entrar le parecía lejano.

Muchos de esos conductores que buscaban aparcamiento iban directos a los colegios que están ubicados en la zona centro de la ciudad. Y es que, los que menos sabemos mantener la calma somos los padres. Ante el desconocimiento absoluto del motivo del apagón, sabiendo que no era algo de Almería sino internacional, y después de que algunas empresas decidieran parar la actividad, muchos decidieron ir directos a los colegios a recoger a los niños. "Si ha de pasar algo, que nos pille a todos juntos", debieron (debimos) pensar. Así, los primeros que llegaron, con más nervios de lo debido, generaron algo de ansiedad en los colegios.

Es cierto que al principio, según cuentan los centros, continuaron con la actividad pero, conforme pasaba el tiempo, poco a poco las clases se fueron cortando y los alumnos fueron saliendo al patio en algunos casos. Patio del que los han ido recogiendo los padres y en el que los profesores preguntaban por la última hora de la situación. 

A la espera

Con las puertas abiertas pero con todo a oscuras estaban en algunas de las cafeterías de la Avenida Federico García Lorca. En una había dos clientes con una cerveza mientras las trabajadoras explicaban que no tenían "ni cocina, ni caja, ni cámara" y mostraba su preocupación ante una situación prolongada: "si en 12 horas no ha venido la luz, tendré que tirar toda la comida que había llegado para la semana".

En el caso de las tiendas o supermercados, depende de cada caso. Lo mismo que espacios más grandes como Carrefour Express decidía echar parte de la puerta y dejar abierto sólo para la venta de pan al no poder cobrar, otras como el Zoco 24 horas se convertía en el epicentro de la actividad comercial de la zona: pan, agua, bollos, bolsas de patatas... de todo compraban los que hacían cola para poder llevarse algo a la boca a mediodía. Hay que tener en cuenta que son muchos los que tienen placas con electricidad.

Y es que, por mucho que no nos queramos dar cuenta, en esta sociedad altamente tecnológica, en la sociedad digital y del conocimiento, la dependencia de la electricidad es absoluta. Más allá de estos testimonios, estamos aquellos a los que este apagón nos ha pillado sin dinero en efectivo, a otros les cogió con el coche en reserva, y hay quienes tienen coche eléctrico y no saben hasta cuando les durará la batería. Es por esto que cuando se nos apaga la luz, temblamos.

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