Obispo Orberá o el Paseo provisional
Las obras al Paseo de Almería suponen inevitablemente el traslado de algunos servicios pero también un cambio de hábitos

Obispo Orberá ya cuenta con los quioscos del Paseo de Almería
El centro de la ciudad se encuentra en estos momentos en plena transformación. Con esto no me refiero a los cambios que suponen el que llegue una nueva urbanización, es decir, que el suelo sea de granito o caliza, que haya bancos de madera o metal o que la iluminación sea más clásica o modernista, a la modificación que me refiero está mucho más vinculada a los hábitos que también a través de una obra se acaban generando en los usos y costumbres de los ciudadanos.
Desde que arrancaran la primera fase de las obras del Paseo de Almería se han empezado a ver esos cambios a los que me refiero. Y es que, las modificaciones obligadas para hacer los trabajos desplazando las paradas de autobús hasta la Rambla, las terrazas a las calles aledañas o los quioscos hasta la vecina Obispo Orberá están suponiendo una modificación de los itinerarios que siguen los almerienses.
Esto que es algo que podría ser la apreciación personal de alguien que se ha encontrado como esta vía de pronto se ha llenado de gente, se corrobora con la presencia de ‘otros’ que también se han mudado en busca de los almerienses que se han hecho los huidizos del Paseo: los captadores de socios de las organizaciones no gubernamentales. Hasta ahora la mayoría de estos trabajadores, a los que lamentablemente les prestamos la atención justa y cuya situación sería analizable en otro artículo, se distribuían a lo largo del Paseo de Almería teniendo claro que toda la actividad diaria de la ciudad discurría por esta vía por la que se llega a las principales administraciones públicas, entidades bancarias, comercios, establecimientos hosteleros… contaba con la combinación perfecta para localizar a posibles socios para sus entidades que tanta ayuda necesitan.
Traslado
Pues bien, desde hace unos días muchos han trasladado su ubicación y se han repartido por la Rambla Obispo Orberá. Unos se colocan más cerca de la Avenida Federico García Lorca, otros frente a la Compañía de María, y algunos se van moviendo según entienden.
¿Se está convirtiendo entonces Obispo Orberá en el nuevo Paseo, o al menos en un ‘Paseo provisional’? Está por ver. Aunque la obra no les va llegar de forma directa, lo cierto es que la segunda fase de los trabajos que debe actuar sobre la Puerta de Purchena y aunque seguirá permitiéndose en todo momento la circulación, sí que los continuos cambios de itinerarios puede afectar también.
Lo más llamativo de todo esto es que posiblemente estamos ante una historia de ida y vuelta. Hace más de dos décadas la Rambla Obispo Orberá era quizá la principal calle comercial de la ciudad junto al propio Paseo y cuya vida, provocada también por la cercanía del Mercado Central -que también se marchó un tiempo de la zona-, hacía altamente necesaria la puesta en marcha de un aparcamiento subterráneo para atender a toda la demanda existente.
Demoras
Tardaron pero llegaron las obras para realizar este parking, que actualmente da servicio a todo el centro, unos trabajos que se fueron complicando y que mantuvieron abierta la herida durante cuatro años. En ese tiempo los almerienses fueron cambiando los hábitos y comenzaron a olvidarse de que es estas calles había comercios, bares y mucha vida.
Cierto es que tras la inauguración de este aparcamiento se hicieron campañas, actividades y tras mucha lucha de los que permanecieron allí -otros muchos se trasladaron o cerraron las puertas- una década después empezaron los brotes verdes y los almerienses volvieron a ir a esta calle y no solo a pasar por ella.
Ahora que el Paseo de Almería se levanta en busca de generar un futuro diferente, más sostenible y pensado para los peatones, el viejo-nuevo Obispo Orberá aprovecha el tirón para acoger a todos aquellos que huyen del ruido de las máquinas o que no quieren abandonar el lugar en el que se han acostumbrado a comprar las flores. Y es que al final, esto no es más que una historia de ida y vuelta.
Hay cosas que diferencian la situación del Paseo de Almería y Obispo Orberá: aquí no habrá un gran agujero que haya que rellenar y por tanto, por mucha demora que tuviera la obra (si es que así fuera), jamás estará cuatro años de suplicio para los comerciantes, hosteleros y vecinos de la calle. Pero también es cierto que los cambios de hábitos luego cuesta revertirlos, aunque como ven ahora en Obispo Orberá, no hay mal que cien años dure.