Rehabilitada pero sucia: así está la estación de tren histórica
Llena de polvo, papeles y envoltorios que ha llevado al vestíbulo el viento que azota la ciudad

Suciedad en los suelos de la estación de tren
Como si se tratara de la Puerta de Alcalá, los almerienses pasan a diario por la fachada de la estación histórica del ferrocarril y le cantan eso de “mírala, mírala” mientras se asoman a través de los grandes cristales de sus puertas.
Se acercan con la ilusión que les da ver las fachadas restauradas y llenas de esplendor, con la alegría de que su reloj vuelve a marcar el ritmo del paso del tiempo en la ciudad y con la inocencia de quien piensa que tras la rehabilitación ya terminada los suelos que tanto brillaban allá por marzo sigan siendo el espejo de los mosaicos que decoran el alma del edificio.
Nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que en una ciudad en la que el viento es un vecino más y en un edificio histórico en el que las puertas no están a ras del suelo, no es de extrañar que ahora mismo el interior del vestíbulo de la estación histórica esté lleno de polvo, hojas, papeles, envoltorios y todos esos elementos que suele arrastrar Eolo.
A la vista de que la continuación de los trabajos de rehabilitación en la que sería la tercera y última fase andan aún muy lejos, y teniendo en cuenta que el traslado de personal ferroviario a este edificio no será una realidad hasta que no haya obra de la segunda fase del soterramiento, los almerienses piden al menos que el mantenimiento del edificio sea el adecuado aunque esté cerrado.
Sorprendería mucho a quien no pase habitualmente cerca de la estación saber la cantidad de gente que se acerca a la cristalera para saludar a la Patrona de Almería o a recordar esos días en los que esperaba a que su tren saliera sentado en esos sillones de madera que adornan la sala contigua.
Visitantes
Además, este edificio, uno de los arquitectónicamente más lindos de la ciudad, está considerado como una de las estaciones más bonitas del país. Esto supone que sean muchos los turistas que al visitar Almería hagan parada frente al diseño de Laurent Farge y se asomen a ver los mosaicos de Luis Cañadas.
Tanto por unos como por otros, lo cierto es que el interior de este edificio es ‘tan visitado’ como si tuviera sus puertas abiertas de par en par, y es por ello por lo que debería contar con un mantenimiento adecuado.
Cabe recordar que ahora mismo el futuro de la estación está por definir. Poco probable parece un uso ferroviario ya que el diseño de la siguiente fase del soterramiento contempla la creación de una calle entre el edificio histórico y la intermodal. Pero a pesar de esto, todavía no hay un uso definido ya que todo depende de que Ayuntamiento de Almería y Adif se sienten y lleguen a un acuerdo. Desde mayo lleva esperando el alcalde de la ciudad, Ramón Fernández-Pacheco, a que Isabel Pardo de Vera, presidenta de Adif, le dé cita para terminar de cerrar usos y fórmulas para realizar una cesión del inmueble.