En los primeros meses de 2014, con Pedro Molina aún como rector, Carmelo Rodríguez y Antonio Posadas (que había sido gerente con Molina durante seis años) trazaron una alianza para unir sus fuerzas contra un rival que, en ese momento, aún gozaba de gran fortaleza en la Universidad.

El pacto, recogido en un documento de pocas páginas, quedó por escrito pero no se firmó: en aquel momento, los protagonistas consideraron que bastaba con un apretón de manos para sellar su acuerdo.

Lo más interesante del texto (que recogía también algunos aspectos generales de política universitaria) era un apartado, en apariencia salomónico, que ha causado a los protagonistas muchos quebraderos de cabeza pasado el tiempo.

Ese punto venía a decir que uno apoyaría al otro en la carrera al rectorado que iba a comenzar meses más tarde (con las elecciones a Claustro que se celebraron en noviembre de aquel año) y que quien fuera elegido rector contaría con el otro en su equipo de gobierno y le cedería el testigo en las siguientes elecciones. 

Los pronósticos de ambos se cumplieron: Carmelo Rodríguez ganó las elecciones a rector que disputó contra Javier de las Nieves y Antonio Posadas pasó a formar parte del equipo de gobierno como vicerrector de Investigación.

A pesar de que Posadas ha sido en estos tres años un ‘verso libre’ dentro un equipo compacto de personas muy afines a Rodríguez, las relaciones entre ambos podían calificarse de cordiales. Hasta que, a finales del año pasado, el rector le comunicó que quería volver a presentarse a las elecciones y le pidió que le liberara del pacto sellado, tres años antes, con un apretón de manos. En febrero, en un acto del 25 aniversario de la UAL, la tensión entre ellos fue palpable e indisimulada.

Desde entonces, distintos encuentros han intentado apaciguar la situación. Posadas no ha dado el paso a anunciar  su candidatura a rector y, a pesar de las  turbulencias, tampoco se ha producido ningún relevo dentro del equipo de gobierno. De momento, todo está por ver y por hacer. Puede, incluso,  que se reedite el pacto aunque, por ahora, este es terreno abonado solo a la especulación.