Inteligencia artificial al servicio del aire que respiramos
Investigadores validan un sistema para medir el polen de manera automática

Este proyecto surge para dar respuesta a la creciente demanda de información en tiempo real sobre la presencia de polen o esporas, en la atmósfera.
Córdoba se ha convertido en el primer enclave del sur de Europa en contar con tecnología capaz de identificar en tiempo real el polen y las esporas de hongos presentes en la atmósfera. Lo hace de la mano de un equipo de investigación de la Universidad de Córdoba (UCO), en el marco del proyecto europeo SYLVA.
Este avance supone un punto de inflexión respecto a los métodos tradicionales de muestreo volumétrico manual, que requieren un trabajo intensivo de identificación al microscopio y ofrecen los resultados con varios días de retraso. Frente a esto, los nuevos sistemas automáticos —basados en inteligencia artificial y citometría de flujo— proporcionan datos al instante y sin interrupciones.
El objetivo del proyecto es validar y comparar estos nuevos dispositivos automáticos frente al método clásico, especialmente en zonas sometidas a condiciones climáticas extremas. Por ello, el estudio se está llevando a cabo en tres escenarios contrastados: Laponia finlandesa, los Alpes suizos y Córdoba, representando respectivamente el frío extremo, la altitud con variaciones de presión y el calor severo con intrusiones de polvo sahariano.
Los sistemas que se están probando utilizan dos enfoques principales. Por un lado, cámaras digitales que fotografían las partículas y emplean algoritmos para identificarlas automáticamente. Por otro, técnicas de citometría de flujo que analizan las partículas una a una mientras atraviesan haces de láser, generando datos precisos al instante.
Este tipo de información tiene aplicaciones cruciales en diversos ámbitos. En salud, puede mejorar la calidad de vida de las personas alérgicas al ofrecerles avisos inmediatos y precisos. En agricultura y silvicultura, permitirá anticiparse a fenómenos como floraciones, cosechas o enfermedades fúngicas, contribuyendo a una gestión más sostenible y eficiente de los cultivos. Además, constituye una valiosa herramienta para el estudio del cambio climático, al detectar modificaciones en los ciclos naturales de las plantas.
La importancia de entrenar a las máquinas… con flores
Uno de los grandes retos ha sido entrenar los sistemas de inteligencia artificial. Se ha tenido que generar una propia base de datos de referencia, porque es la primera vez que esta tecnología se aplica en el sur de Europa. Esto ha implicado un intenso trabajo de campo: recolectar flores, extraer polen, hacer fotografías y alimentar los algoritmos.
Las condiciones climatológicas particulares de Córdoba también han supuesto un desafío. El polvo sahariano oscurece mucho la muestra y complica la identificación automática. Estos hallazgos están siendo de gran valor para que los fabricantes ajusten sus dispositivos a las particularidades de cada región.
A día de hoy, los datos recopilados se están integrando en EBAS, la infraestructura común europea de acceso libre, y las bases de datos del proyecto se publican abiertamente en la web de SYLVA. Esta cooperación refuerza el carácter colaborativo y científico del proyecto, pensado para que los avances beneficien a toda la comunidad.
Un esfuerzo que no solo transforma la forma de estudiar el aire, sino que también redefine el papel del conocimiento científico como herramienta colectiva para enfrentar los retos del presente.