Los protectores microclimáticos no mejoran la regeneración de encinas
Un estudio revela que su uso no influye en la supervivencia ni el crecimiento de las plántulas

Encina. La siembra directa simplifica el proceso de restauración en zonas mediterráneas secasA
Un estudio desarrollado por investigadores del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (IFAPA) ‘Camino de Purchil’ (Granada) y ‘Hinojosa del Duque’ (Córdoba), en colaboración con la Universidad de Granada, ha determinado que los protectores microclimáticos no favorecen significativamente la supervivencia ni el crecimiento de las encinas (Quercus ilex subsp. ballota) en la dehesa.
El trabajo se desarrolló a lo largo de cinco años y evaluó la respuesta de plántulas de encina expuestas a distintos tipos de protectores: tubos plásticos cerrados, tubos mixtos, protectores de corcho, tejas y un grupo de control sin protección. Los resultados evidenciaron que estos dispositivos no mejoran la supervivencia de las plántulas, tanto en siembra directa como en vivero.
Principales conclusiones y recomendaciones Si bien los tubos de plástico cerrados aumentaron en un 22% la tasa de emergencia de las bellotas sembradas en comparación con el grupo de control, no influyeron en su supervivencia y provocaron un crecimiento anómalo debido a la reducción de luz en su interior.
En contraste, los investigadores destacan la importancia de la calidad de la planta de vivero, el peso de las bellotas, una correcta preparación del suelo y el control de la competencia con la hierba como factores determinantes en la regeneración exitosa de la encina.
Un enfoque más eficiente y sostenible para la restauración de la dehesa
El estudio respalda la siembra directa de bellotas como una alternativa viable a la plantación de plántulas de vivero, reduciendo costos logísticos y minimizando la introducción de patógenos. Para garantizar su éxito, se recomienda seleccionar bellotas de mayor tamaño y peso provenientes de árboles con alta capacidad germinativa y controlar factores ambientales clave en las primeras fases de crecimiento.
Estos hallazgos pueden contribuir a optimizar las estrategias de restauración en ecosistemas mediterráneos secos, ofreciendo soluciones más sostenibles y eficaces para la regeneración de la dehesa.