En pleno Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, rodeado de montañas volcánicas y muy cerca de la costa de Almería, se encuentran las antiguas minas de oro de Rodalquilar. Aunque hoy están en ruinas, su paisaje árido y sus instalaciones abandonadas evocan una atmósfera única. El descubrimiento de este elemento químico de color amarillo brillante en este pueblo se suele fechar en 1864, con la peculiaridad de que todo apunta a que fue fruto de una casualidad. 

En el siglo XVI, el Obispado de Almería se dedicaba allí a la explotación de los alumbres para el textil. También se extrajo amatista para piezas de joyería, caolines para cerámica y andesitas para adoquines. No obstante, lo cierto es que esta pedanía del municipio de Níjar explotó oro desde el siglo XIX. 

La minería marcó el ritmo de vida de esta zona, sin embargo, tras el cierre de la planta Denver, en 1966, la población se disolvió y las minas quedaron en silencio para siempre, dejando solo vestigios de la actividad minera que un día dio vida al lugar. 

El primero en sacar oro en Rodalquilar

Hoy, caminar por este terreno volcánico es recorrer un escenario singular: hornos de calcinación, galerías y restos de la planta de cianuración se mezclan con casas encaladas y un paisaje protegido de enorme belleza. El visitante puede adentrarse en la historia minera a través del Museo Geominero o la Casa de los Volcanes, espacios que explican la geología única de Cabo de Gata y el legado de la minería.

La historia de los yacimientos minerales de las minas de Rodalquilar, situadas en la Sierra de Cabo de Gata, ha estado plagada de lagunas hasta 1993. En 1864 ya se barajaba la posible existencia de oro en Rodalquilar, concretamente en la mina de Las Niñas, cuyo descubrimiento fue finalmente anunciado, en 1883, por la Estadística Minera y Metalúrgica de España.  u

Ubicada aproximadamente a 1 kilómetro al sur del poblado, fue una de las minas pioneras al descubrirse oro en filones de cuarzo que acompañaban la explotación previa de plomo.

El pueblo almeriense que guarda la huella del oro

No obstante, la actividad minera se intensificó en la década de 1930, cuando se construyeron modernas instalaciones para el tratamiento del mineral. El pueblo, de apenas 200 habitantes, superó el millar de vecinos durante la época de mayor esplendor de la planta Denver, la mayor planta de cianuración de Europa occidental por aquél entonces, en manos de la empresa nacional Adaro, cuando el día a día de Rodalquilar giraba en torno a la extracción del oro y contaba con servicios nada frecuentes para la época como cine, economato o club social.

Tanto es así que en su época de esplendor, Rodalquilar fue un hervidero de mineros, ingenieros y comerciantes. En 1966, tras comprobarse que la explotación ya no era rentable, las minas cerraron y el pueblo quedó sumido en un rápido abandono. Muchas familias emigraron y las instalaciones quedaron como un testimonio mudo de aquella aventura.

Las minas estuvieron en manos de capital inglés hasta que el Estado se las incautó después de la Guerra y las mantuvo dentro del INI, hasta su cierre en 1966. Ahora, junto a la sede del Parque permanecen varadas la planta Denver, tolvas, decantadores y edificios en ruinas de otro tiempo.