Junto al camino rural que une Chercos Viejo con Chercos Nuevo, en pleno corazón de la sierra de los Filabres, se encuentra uno de los tesoros arqueológicos más antiguos y enigmáticos de la comarca: La 'Piedra Labrá', también conocida como 'Piedra de los Moros' o 'Piedra de la Encantá'. 

Este conjunto rupestre, datado en el segundo milenio a.C., representa el primer vestigio humano conocido en la historia de Chercos.

El conjunto arqueológico se compone de dos grandes rocas de pizarra gris metamórfica, exentas del roquedo y asentadas sobre una terraza artificial junto al antiguo cauce del río Chercos. 

La primera piedra, de forma rectangular y 60 centímetros de alto, está clavada verticalmente y presenta grabados en su cara más plana. La segunda, más monumental, mide unos cuatro metros de altura y alberga hasta cinco paneles con grabados distribuidos en superficies inclinadas.

Las figuras grabadas son de carácter esquemático: símbolos indaliformes, guerreros, jinetes, carros, estrellas, animales y formas geométricas. 

Su disposición, junto con la visibilidad del enclave, ha llevado a pensar que funcionó como un altar al aire libre para ceremonias o cultos primitivos.

En uno de estos grabados, se ha identificado en la piedra la figura de la Índala, una versión femenina del Indalo en actitud de gestación, con los brazos alzados y una estrella de seis puntas sobre ella. Este símbolo añade una dimensión espiritual y cósmica al conjunto, posiblemente relacionado con la fertilidad y la conexión entre tierra y cielo.

Además de su valor arqueológico, 'La Piedra Labrá' está rodeada de leyendas. Los vecinos de Chercos creen que los grabados no tienen milenios de antigüedad, sino que son más recientes, y que sus signos son letras dejadas por la población morisca que habitó esta sierra almeriense durante el periodo medieval para señalar un tesoro oculto. Una copla popular lo resume: “Al pie de la piedra del moro está el tesoro”.