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Una misión diferente: 23 guardias civiles de Almería en uno de los dispositivos más grandes de Europa

Agentes de la Comandancia de Almería, presentes en un dispositivo compuesto por más de 3.000 guardias civiles

Agentes almerienses de la Guardia Civil en el Rocío, uno de los dispositivos de seguridad más grandes de Europa.

Agentes almerienses de la Guardia Civil en el Rocío, uno de los dispositivos de seguridad más grandes de Europa.

Álvaro Hernández
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Han pasado apenas tres lunes y aún perdura la resaca emocional. El Rocío de 2025 volvió a reunir en la aldea del municipio onubense de Almonte a más de un millón de personas y una cifra difícil de censar de animales. Ante semejantes cifras, es fácil pensar que en el Rocío no pasa nada porque Dios (y la Virgen, claro) no quiere. Pero, más allá de frases populares, un numeroso grupo de hombres y mujeres trabajan a pleno rendimiento para evitar que nada suceda. Este año, la Guardia Civil desplegó a más de 3.000 agentes en el Rocío que hicieron un trabajo silencioso pero notable.

Puntos de información, control de accesos y aforos, cordones de seguridad, gestión del tráfico, francotiradores en puntos estratégicos... Estaban por todas partes, y entre ellos había 23 agentes de la Comandancia de Almería. Ya de vuelta en casa, LA VOZ habla con ellos sobre la experiencia de formar parte de uno de los dispositivos de seguridad más importantes del año: 

"Vivir un operativo de esta magnitud es una experiencia única, tanto por la envergadura del evento como por la responsabilidad que conlleva", afirma J.A. Salas, uno de los miembros del equipo encargado de la Seguridad Ciudadana en el Rocío. Procedente del puesto de Roquetas de Mar - Aguadulce, como el resto de los agentes entrevistados para este reportaje, Salas recuerda que la principal función del dispositivo en el que participaron los 23 almerienses "es garantizar que todos se sientan acompañados y seguros durante su paso por el Rocío".

La expedición almeriense estaba compuesta por agentes dedicados a Seguridad Ciudadana y del dispositivo medioambiental del SEPRONA. Todos los entrevistados para este reportaje coinciden a la hora de describir con palabras el trabajo desempeñado durante los días del Rocío: "Desde dentro se vive con mucho compañerismo, gente dispuesta a todo muy comprometida con el servicio y con ganas de trabajar" destaca J. Ojeda.

Tal y como narra el propio Ojeda, este no es un dispositivo cualquiera. "En la reunión del primer día, el Teniente Coronel de Huelva dijo en la presentación que este operativo era uno de los más importantes de Europa, ya que dura una semana y a él acuden cerca de un millón de personas". 

Ante semejantes dimensiones, el agente F.J. Soler se muestra tajante: "Sin la labor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Policía Local, Protección Civil, bomberos, servicios sanitarios, etcétera, sería imposible llevar a cabo un evento de tal magnitud".

La elevada cifra de agentes de la Guardia Civil desplegados en la misma zona trae consigo momentos emotivos. No en vano, y tal y como recuerdan los agentes entrevistados, es fácil coincidir en el día a día del trabajo o en el alojamiento con compañeros de promoción o con otros guardias civiles con los que compartieron destino en algún momento de sus carreras. "Pude saludar a compañeros que no veía desde la Academia. Pude reencontrarme con ellos y recordar anécdotas de la academia", rememora Ojeda.

Un dispositivo "amable"

Pero el Rocío no es solo coordinación y compañerismo entre miembros de la Guardia Civil. Una vez más, los tres entrevistados coinciden en algo: el rociero está pendiente de las necesidades de agentes que tuvieron que trabajar en plena ola de calor bajo un sol de justicia.

"También me ha llamado mucho la atención la emoción con la que la gente vive el Rocío, su amabilidad. Estando de patrulla nos abrían las puertas de sus casas y nos ofrecían refrescos y comida", comenta uno de los miembros almerienses del dispositivo.

Hay que tener en cuenta que "allí las jornadas son largas, con turnos que a veces se extienden por horas", explica Salas. Otro agente confirma la generosidad de los rocieros, de entre sus muchas vivencias y anécdotas: "Recuerdo cómo a cada paso que dábamos nos invitaban a sus casas a tomar café o a reponer agua, siempre dándonos aliento para no desfallecer con las altas temperaturas y sobre todo agradeciéndonos el trabajo que realizamos". 

"Los romeros quieren y aprecian a la Guardia Civil, y eso es un soplo de aliento en los tiempos que vivimos; en cada camino, cada cruce, cada llegada de una hermandad a la aldea se escucha siempre un '¡Viva la Guardia Civil!', lo que hace que el trabajo sea más ameno y más satisfactorio", confiesa Soler. 

Además, a pesar de los prejuicios que hay sobre esta fiesta en la que algunas escenas pueden robarle protagonismo a la devoción y a la religiosidad popular que centran realmente el Rocío, los propios agentes almerienses de la Guardia Civil cuentan desde su perspectiva que "a este tipo de eventos suelen ir personas con sus familias, que realizan el camino hacia la aldea de El Rocío con mucha fe y todos tienen el mismo propósito". "Es una festividad muy sana y divertida", detalla Ojeda. 

El trabajo en el Rocío (y una vida salvada)

Para algunos de los agentes entrevistados, este era su primer Rocío. No es el caso de Soler, que lleva ya tres años trabajando en un dispositivo "respecto a otros se trabaja muy a gusto, no hay apenas incidencias en comparación con el volumen de personas que se congregan".

En la ausencia de hostilidad respecto a otros dispositivos en otros lugares también coinciden los entrevistados. "Durante nuestro servicio tuvimos varios avisos sencillos: fuimos en apoyo en alguna supuesta pelea pero no pasó mas de una simple discusión o malentendido que arreglaron entre ellos; hubo dos delitos de violencia de género y nos tocó a nosotros realizar la intervención", desgrana Ojeda.

Lo que narran varios de los agentes almerienses de la Guardia Civil desplegados en el Rocío es un momento que difícilmente olvidarán. Tras la cena del primer día, en el alojamiento, tres compañeros de la Benemérita dieron un pequeño concierto (uno de ellos, precisamente, 'el Raspa' de Roquetas de Mar) y, "mientras cantaban y en un ambiente de fiesta, al compañero que tocaba el cajón le dio un infarto".

La masiva presencia de agentes y la coincidencia de que en el mismo hotel hubiera miembros del 061 facilitó una rápida actuación: algún compañero realizó la RCP y, tras alguna descarga con el desfibrilador, consiguieron salvarle la vida al agente. 

Al volver, nada es igual

Salas describe bien qué sucede a partir del Rocío. Era su primera experiencia trabajando en el dispositivo de seguridad de la romería, y a su vuelta afirma que "cuando un miembro de la Guardia Civil de Almería regresa del Rocío, seguramente lo hace con una mezcla de asombro por la magnitud del evento, respeto por la devoción colectiva y un profundo reconocimiento por el esfuerzo y la cooperación necesarios para que todo funcione. Es una experiencia que te llena de satisfacción y algo que no se puede explicar".

De hecho, él mismo reconoce que "a día de hoy sigo contándole a mi mujer historias vividas allí, de lo bien que nos han tratado y de como aún existen sitios donde a la Guardia Civil se le quiere y se le recompensa por ello".

Y sí, es un dispositivo complicado en lo logístico. Y a pesar de ello, tiene buena fama entre los agentes de la Guardia Civil, que lo consideran "un evento agradecido en comparación con otros operativos más conflictivos que tenemos en nuestra provincia como festivales de música donde al final, ya se sabe, la gente ingiere grandes dosis de bebidas, así como otras sustancias y surgen agresiones, peleas multitudinarias, hurtos y un sinfín de incidencias y muchas veces, cuando llegamos al lugar de los hechos, no somos bien recibidos", explica Salas.

Y así, entre compañerismo, coordinación, reencuentros e invitaciones en casas rocieras, pasó un Rocío más y volvió a no pasar nada. Porque Dios y la Virgen no quisieron y porque la Guardia Civil estaba para evitarlo. 

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