Los jesuitas dejan Almería para centrarse en su trabajo en Níjar con migrantes
La falta de vocaciones se encuentra detrás de esta decisión tras 40 años en Piedras Redondas

Imagen de archivo de una celebración de los jesuitas en la iglesia parroquial de San Ignacio de Loyola, en Piedras Redondas.
Tras 40 años de entrega absoluta en tres barrios de Almería, los jesuitas dejarán la capital el próximo mes de septiembre. Será entonces cuando la Diócesis de Almería tenga que hacerse cargo de las parroquias de Piedras Redondas, Araceli y Los Almendros. Todo, en un doloroso adiós "fruto de un largo discernimiento", tal y como explica a LA VOZ Seve Lázaro, el superior de la comunidad de la Compañía de Jesús en Almería.
La decisión bebe de un problema que no es exclusivo, ni mucho menos, de la Compañía de Jesús. "Viene producido por la escasez de vocaciones", reconoce Lázaro. Y lo cierto es que la comunidad almeriense de jesuitas no es muy extensa: en activo hay cuatro jesuitas, entre los que reparten no poco trabajo. Seve Lázaro, Antonio Marín, Dani Izuzquiza y Joaqui Salord. Juntos conforman la 'Misión Almería', el trabajo de los jesuitas en esta tierra. Y ahora mudan su destino.
Los motivos del cambio
Más allá de la escasez de vocaciones, el reto que afrontan los jesuitas en Almería no era pequeño. Además de mantener el trabajo que llevaba realizándose cuatro décadas en barrios desfavorecidos de Almería, los jesuitas están ahora inmersos en un proyecto titánico acompañando a migrantes de la comarca de Níjar, poniendo el foco especialmente en los asentamientos chabolistas.
Con viviendas en San Isidro y una casa en Puebloblanco, el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) es uno de los entes que colabora en la ardua lucha contra la pobreza, la desigualdad y la infravivienda en Níjar. Y, lamentablemente, la escueta comunidad jesuita en Almería no podía continuar en ambos frentes de batalla.
"No podemos estar en todos los sitios que nos gustaría", reconoce Lázaro, que cuenta que la comunidad jesuita deja Almería "con mucho dolor, porque en estos barrios cumplimos 40 años desde que vinimos aquí procedentes del centro de Almería".
A la hora de tomar una decisión, la Compañía de Jesús ha valorado todos los factores: "Nuestras fuerzas, lo que sabemos hacer mejor gracias a todas las instituciones que tenemos en España de la Compañía de Jesús trabajando con migrantes...", detalla el superior de la comunidad jesuita en Almería.
Así, finalmente se ha considerado que los jesuitas presentes en Almería pueden "servir mejor a la sociedad almeriense y a la Diócesis de Almería acompañando a los migrantes, centrándonos ahí, dando una respuesta como hay que darla a este reto del mundo de los invernaderos y los asentamientos chabolistas", explica Seve Lázaro.
El relevo
No obstante, el adiós de la comunidad jesuita de Almería capital no deja huérfana a la zona de Piedras Redondas, Araceli y Los Almendros. De hecho, el propio Lázaro recuerda que hay dos congregaciones en la zona que permanecen: las Hijas de Jesús, en Piedras Redondas, y las Cruzadas de la Iglesia, en Los Almendros.
Más allá de la decisión que tome el Obispado de Almería de cara a septiembre (bien asignando un párroco diocesano, bien buscando a otra congregación que se haga cargo de estas zonas deprimidas de la ciudad), el actual superior de los jesuitas de Almería plantea que también existen "distintos grupos de laicos que han sintonizado con la espiritualidad ignaciana y siguen aquí".
Es el caso de la Hermandad de la Unidad, presente en San Ignacio de Loyola, la CVX, o la Asociación Padre Huelin, que "cogen el testigo". "Nos deja tranquilos la labor que hemos hecho a lo largo de 40 años y, sobre todo, que hay una presencia viva de Iglesia, que queda aunque nosotros nos vamos", plantea Seve Lázaro.
Además, aunque la comunidad jesuita se mude de Almería capital a Níjar, continuarán en la labor de acompañamiento de la SAFA, brazo educativo de la amplia familia de la Compañía de Jesús en Almería.
Un adiós con madurez
Y, claro está, la noticia ha caído en los barrios afectados con cierto pesar. "Hay reacciones de todo", confiesa el superior de los jesuitas en Almería. "Pero valoramos muchísimo la madurez de todos los cercanos a las parroquias con la que han asumido la noticia: la comprenden y agradecen todos estos años que hemos estado aquí acompañándoles. Por encima de todo, hemos visto una respuesta de agradecimiento", explica el jesuita.
Todo ello, dejando claro que no es un adiós, sino solo una mudanza: "Hay que tener en cuenta que no nos vamos de Almería, nos vamos a otra zona a un trabajo igual que el que hemos hecho aquí, de frontera".