La Voz de Almeria

Vivir

Las maestras que cambiaron las aulas por el tatuaje: Morrigan tatuajes y piercings

Entre la familia y el trabajo, ser autónomas enfrenta las mismas dificultades en cualquier gremio

Paula, Cristina, María y Marta.

Paula, Cristina, María y Marta.La Voz

Melanie Lupiáñez
Publicado por

Creado:

Actualizado:

El estudio de tatuaje Morrigan cumple 10 años al frente de las hermanas Marta y Cristina que forman equipo con Paula y María. Un centro de tatuajes de mujeres que empezaron su andadura cuando todavía no llegaban a la treintena. Las hermanas que cambiaron las aulas por la tinta, hoy son madres y aunque a veces no se puede estar al negocio y a la familia, están agradecidas por todo lo que han conseguido.

“Lo más difícil fue que te tomaran en serio”, recuerda Marta, una de las fundadoras. “Cuando empezamos, llegaba mucha gente solo a curiosear, a ligar o a decir tonterías. No era normal ver un estudio de tatuajes llevado por mujeres tan jóvenes.” Hoy, una década después, Morrigan es una referencia local, un espacio donde el arte, la técnica y la empatía se mezclan con la profesionalidad y la calidez. Casi 200 reseñas de Google lo sitúan con la máxima puntuación.

Ninguna de las chicas que compone el estudio pensaba ser tatuadora. Marta estudió Magisterio y Modelismo de Indumentaria en la Escuela de Arte. Su hermana Cristina, que hoy se encarga de los piercings y las modificaciones corporales, estudió Magisterio de Música y llegó a tener una guardería. “Nada que ver”, dice entre risas. “Pero siempre me gustó el mundo artístico, y cuando vi lo que hacía Marta, me enganchó”.

La última en incorporarse fue Paula, hace tres años. Formada en Diseño Gráfico e Ilustración, su estilo mezcla el tatuaje tradicional con la sensibilidad del dibujo. “Intento que mis tatuajes tengan el alma de mis ilustraciones. Son old school, pero con algo mío”, explica.

En Morrigan, cada artista tiene su identidad: Marta domina el blackwork y las líneas finas; Cristina trabaja la perforación y la modificación corporal; y Paula aporta color y referencias del tatuaje japonés y tradicional americano. Aunque Marta dice que para ganar dinero hay que saber a hacer de todo, ella es una todoterreno reconocen sus compañeras.

El peso del inicio

Los comienzos, como en toda historia de emprendimiento, fueron duros. “Nadie nos regaló nada”, recuerda Cristina. “Yo llegué a tener tres trabajos a la vez. El estudio, el cole, y otro más. Trabajábamos las 24 horas”. Compaginaban sus empleos estables con las primeras citas en el estudio, hasta que pudieron vivir al 100% de su arte.“ Los dos primeros años fueron prácticamente para pagar”, dice Cristina. “Pero mereció la pena. A partir de ahí el boca a boca hizo su magia”.

“El cliente fiel es el que repite y el que te recomienda”, dice Marta. “Puedes tener miles de seguidores en Instagram, pero los que te mantienen son los que vuelven y traen a sus amigos”. Pueden ver sus diseños en el Instagram: @morigan_tattoo.

El respeto por la piel, por la técnica y por la cultura de cada tatuaje es una norma sagrada. “Nunca haría algo que no entiendo”, dice Marta. “Por ejemplo, un tatuaje maorí. Tiene una simbología muy profunda, y si no la conoces bien, puedes faltar al respeto a esa cultura”.

También han visto cómo el mundo del tatuaje ha cambiado radicalmente. “Cuando abrimos, había cuatro estudios en Almería. Ahora hay uno en cada calle y viene todo tipo de gente a tatuarse. Como un abuelo que se jubiló y se hizo una manga entera. Se reía pensando en lo que le dirían sus nietos.”

“Ahora hay tantos studios de tatuaje como peluquerías”, bromea Paula y lo cierto es que echando una mirada al mapa de Google se sitúan más de 20 centros en un radio de menos de un km en la ciudad de Almería.

Aunque las tendencias cambien, ellas mantienen su esencia: dibujar con alma, diseños únicos, respetar el oficio y cuidar a cada persona que entra por la puerta. “Nos gusta que la gente se sienta cómoda, que confíe. Aquí pasamos muchas horas con cada cliente; acabas conociendo su historia”.

A veces, el tatuaje se convierte en algo más profundo. “Hay quien viene por algo emocional, como una forma de cerrar una etapa. No es solo estética. Es identidad”, dice Marta.

Un negocio familiar, un equilibrio perfecto

“Siempre nos hemos llevado bien, creo que es porque nos llevamos muy poco. Lo haceos todo juntas. Cuando salimos del studio quedamos para ir al parque con nuestros hijos”, dice Marta mientras su hermana Cristina sonríe.

Conciliar, reconocen, “es casi misión imposible”. “No se compagina”, dice Marta sin rodeos. “Te sientes al 50-50: ni das el 100% en casa ni en el trabajo. Pero tiramos mucho de abuelos, de parejas, de apoyo familiar”.

“Queríamos un nombre femenino y con fuerza”, recuerda Marta sobre la elección de Morrigan, la diosa vikinga que se transforma en cuervo y acompaña a los guerreros valientes al Valhalla.

Para este sábado han preparado una fiesta celebran su primera década, sortearán camisetas hechas para el evento, habrá descuentos en los diseños de algunos tatuajes y también algo de picoteo.

tracking