La Voz de Almeria

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Como siempre, más Poveda que nunca

Como siempre, más Poveda que nunca

Jacinto Castillo
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Poveda acostumbra a superarse a sí mismo de una gira a otra. Esa es una rara capacidad que sólo asiste a los genios y, a estas alturas de su carrera, ya no cabe duda de que la genialidad es, precisamente, el rasgo característico de las grabaciones y, sobre todo, de los directos del artista barcelonés afincado en Andalucía.


Los llenos de Poveda ya no son noticia, porque arrasa por donde va, gracias no sólo a su talento sino a la insondable amplitud de su temperamento artístico, capaz de satisfacer a exigentes flamencófilos, a amantes de la canción española bien entendida o, simplemente, a quienes seduce con su poderosa sensibilidad. Así que, un Maestro Padilla hasta la bandera disfrutó de la voz de Miguel Poveda, esta vez acompañado al piano por uno de los músicos más importantes de este país, como es Joan Albert Amargós y por un guitarrista sensacional, Jesús Guerrero. Ambos, con la diferencia de edad y trayectoria de cada uno, dejaron sin habla al respetable en sendos interludios.


El espectáculo Íntimo de Miguel Poveda abrió plaza con una comprometida trilogía de canción flamenca sobre sonetos de Miguel Hernández (Para la libertad), Lorca (Soneto de amor oscuro) y Ángel González (Donde pongo la vida pongo el fuego).


Luego llegó el Flamenco con reivindicación incluida del artista en defensa de su razón de ser. Poveda no califica como menor ninguna de las facetas de su trabajo, pero no olvida situar al Flamenco donde le corresponde. Flamenco puro y recién nacido en cada cante, con infinidad de voces antiguas bullendo en el timbre y en la longitud de su voz, pero rematadas todas ellas en su indiscutible voz. Así, sus alegrías, en las que hizo un largo viaje por casi todos sus rincones o las malagueñas de añejo sabor a cante de toda la vida. Así, Poveda haciendo unos tientos elegantes y profundos sin aliviarse en exceso al llegar al remate de los tangos. Y el taranto de dulce melisma, y la soleá: sin comentarios.


Todo el público esperaba el obligado paso de Poveda por la copla, género al que le ha devuelto el sitio que siempre debió tener. El último tercio fue un breve pero intenso recorrido por algunos de los temas que le han convertido en estrella, con el Auditorio ya entregado.


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