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Ramón Fernández-Pacheco “Mi sueño es ser padre, no alcalde”

Ramón Fernández-Pacheco “Mi sueño es ser padre, no alcalde”

Marta Rodríguez
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Insultantemente joven. Así calificaría una persona de cierta edad a Ramón Fernández-Pacheco Monterreal (dado que su primer apellido es compuesto, le gusta insistir en el segundo para que no se pierda). A sus 29 años, ha dirigido el área de Asuntos Sociales y hoy es concejal de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Almería.

Acepta gustoso la invitación a este ‘De tapas con...’ y, amigo de sus amigos, elige como escenario el bar de un0 de los suyos, el San Francisco 26, en la calle Ricardos de la capital. “Vengo habitualmente, me gustan todas las tapas y cambian la carta a menudo. Además, tiene una terraza muy chula”, argumenta.

Como buen anfitrión y haciendo gala de su carácter caballeroso, permite a la periodista elegir entre sentarse dentro o fuera y, una vez al fresquito del aire acondicionado, se decanta por una ‘sin’ y ensaladilla rusa para romper el hielo.

Nacido en Barcelona en 1983, vivió sus primeros años en distintas ciudades de la geografía nacional, ya que su padre era militar y cambiaba de destino cada cierto tiempo. A los siete años pasó de venir a Almería de visita a instalarse aquí de forma definitiva. La razón, el fallecimiento de su progenitor. Entonces el niño Ramón se mudó con su hermano y su madre al edificio de La Patria Hispana -propiedad de la familia de ésta-, en plena Puerta de Purchena.


Faceta política
Tras un intento fallido de estudiar Periodismo y licenciarse en Derecho siguiendo la tradición familiar, Fernández-Pacheco encontró su lugar en la política. “Siempre he sido el delegado de clase, si había que protestar era el portavoz de los protestones. En la universidad hice una asociación universitaria, nos presentamos a las elecciones y las ganamos. Aunque lo de afiliarme al PP fue un poco por casualidad”, confiesa.

Con media España en las calles manifestándose contra la Guerra de Iraq, el actual edil de Cultura subió a la sede del Partido Popular a informarse después de una jornada de estudio. “Javier Aureliano García, Manolo Guzmán y Juanjo Alonso, que aún no eran concejales, estaban allí. Y yo empecé a meter cabeza”, recuerda.

Dos llamadas del alcalde de la capital, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador, lo integraron de lleno en la políticia municipal. La primera para ir en la lista a las elecciones de 2003, con 19 años, y la segunda para ponerse al frente del área de Asuntos Sociales.

El relato de su vida mantiene intacta la tapa de ensaladilla rusa y sólo se ve interrumpido por el móvil. En un alarde más de sus perfectos modales, no presta atención a la continua llegada de ‘WhatsApp’, pero sí coge el teléfono a las ediles Pilar Ortega y María Muñiz después, eso sí, de que la periodista le inste a hacerlo.

Le gusta discutir y considera que va en el sueldo atender cuantas observaciones reciba de los ciudadanos esté en el foro que esté. De hecho, últimamente la escasa credibilidad de la que gozan los de su oficio -en buena medida a causa de la corrupción- le ha puesto en la insospechada situación de verse en una boda defendiendo que por cada político corrupto hay cien honrados. “A mí nadie me tiene que explicar lo que siente la gente ni tengo que bajar al ruedo, yo vivo en el ruedo. Mis amigos y familia no se dedican a esto”.


Cultura
Lo peor que se le puede decir es que Almería es un páramo cultural. “Es mentira y me molesta mucho. Se hacen muchas cosas, también desde lo privado. Tenemos unas fiestas mayores de primer nivel, una gran cabalgata de Reyes y una Semana Santa que ha pasado de ser pobre a muy buena en poco tiempo”.


De sus dos años como concejal de Cultura se siente orgulloso de haber mantenido el nivel a pesar de la bajada presupuestaria consecuencia de la crisis. “Hemos culminado proyectos importantes como la Escuela de Música y Artes”.


No se considera un delfín del PP ni se ve de alcalde el día de mañana. “Mi sueño es ser padre, no alcalde. De pequeño me preguntaban qué quería ser y ya decía eso”. Su primera hija se llamará Olivia y nacerá en septiembre. Todavía no se ha perdido una ecografía. Será un buen padre insultantemente joven.


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