El margen de maniobra para quienes aún disfrutaban del Plan Básico de Netflix tiene fecha de caducidad. 

La plataforma de streaming ha anunciado que, desde el próximo 1 de septiembre, esta modalidad de suscripción desaparecerá definitivamente, obligando a los usuarios a elegir entre pagar más o aceptar la publicidad.

Hasta ahora, el Plan Básico (9,99 euros) había sido retirado para nuevos clientes, pero se mantenía activo para los ya suscritos. Con el cambio, todos estos usuarios serán migrados automáticamente al Plan Estándar con anuncios (6,99 euros), salvo que decidan voluntariamente cambiarse a otro plan. 

La migración implica una rebaja de tres euros en la cuota mensual y una mejora en la calidad de imagen, que pasa de HD a Full HD (1080p). No obstante, la contrapartida es clara: la introducción de anuncios durante la reproducción de contenidos, y la pérdida de acceso a parte del catálogo.

Tras esta modificación, Netflix quedará con solo tres planes:

- Estándar con anuncios (6,99 euros): dos dispositivos simultáneos, calidad 1080p, descargas limitadas y parte del catálogo restringido.

- Estándar (13,99 euros): mismas características, pero sin anuncios, con opción de añadir un usuario extra por un coste adicional (4,99 euros con anuncios o 5,99 euros sin anuncios).

- Premium (19,99 euros): reproducción en hasta cuatro dispositivos y descargas en seis, resolución 4K, HDR, audio espacial y posibilidad de añadir hasta dos suscriptores extra con el mismo coste adicional que el plan anterior.

El movimiento no es casual. La compañía lleva meses reforzando su estrategia basada en la publicidad como fuente clave de ingresos. 

Aunque para quienes acepten la migración automática el cambio puede parecer un ahorro, en la práctica supone una presión indirecta para que los usuarios elijan entre contenido interrumpido por anuncios o pagar casi el doble para mantener una experiencia sin interrupciones.

En un momento en el que las plataformas de streaming compiten ferozmente por suscriptores, Netflix apuesta por un modelo más simplificado de tarifas y una monetización más agresiva de su audiencia. El resultado: una disyuntiva que, para muchos, marcará su continuidad o no en el servicio.