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De cómo la vida y los estudios llevaron a José Galera desde Sorbas hasta la NASA

De cómo la vida y los estudios llevaron a José Galera desde Sorbas hasta la NASA

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José Galera es una de esas personas a las que uno pudiera estar escuchando durante horas sin aburrirse. Se llega a él sabiendo que se va a conocer a un hombre que ha sido alto ejecutivo de la General Electric, ingeniero en importantes proyectos de la NASA, que ha formado parte de una comisión asesora del presidente de Estados Unidos y trabajado en proyectos con acceso a secretos que nunca podrá, ni desea, desvelar.


Se espera, pues, a un frio y distante jerarca, pero aparece un señor que lleva muy bien sus 74 años caminando por las calles de Sorbas, y extiende la mano sonriente. Un hombre, en definitiva, que cuando luego se siente a gusto conversando, desgrana con soltura los recuerdos y las anécdotas de una vida apasionante en la que se han entrelazado “la buena suerte”, admite, con el estudio, el esfuerzo y el trabajo duro y bien hecho.


El viaje inevitable


José Joaquín Galera nació en Sorbas en 1938, “en medio de la guerra”, dice, hijo de Joaquín Galera Rubio, el hombre “que trajo al electricidad a este pueblo, allá por 1931”, y de Soledad Romera Vázquez. Pronto su vida tendió al estudio, las ciencias, la ingeniería, y esto, inevitablemente en aquellos años, lo llevó a viajar.


“Yo salí sólo para estudiar, no para ir a otro sitio”, recuerda. “El bachillerato lo hice en Ronda, luego estudié en la Universidad de Madrid, hice Física e ingeniría de Caminos, y allí conocí a Sandra, una americana que estudiaba con una beca de posgrado el Siglo de Oro en la Universidad Complutense”.


Una cosa llevó a la otra, y la pareja fue a casarse a América. “Teníamos la intención de volver, pero las cosas...”, abre las manos. “Allí convalidé la ingeniería de Caminos por la Civil, estudié Matemáticas, e incluso obtuve un PHD”.
Eran los años 70, y Estados Unidos era un páis “extraordinario”, dice Pepe Galera. “Yo llegué sin hablar inglés ni tener permiso de trabajo, y ya ves. Sí, tenía la formación de ingeniero, pero ingenieros llegaban de todas partes, y siguen llegando. Pero entonces, donde pedías trabajo te lo daban...”.


¿Ejecutivo? Mejor ingeniero...


De modo que pronto se vio trabajando. Como sabía poco inglés, se dedicó a programar ordenadores, en tiempos en que esto se hacía en código binario, “escribiendo ceros y unos para decirle a la máquina por dónde tenía que ir la corriente”, sonríe. Y poco a poco se fue involucrando en proyectos de ingeniería y ciencia.


“Uno de los primeros fue el hacer sistemas de control para los metros”, recuerda. “El primero fue para una línea de ferrocarril que va entre Filadelfia y New Jersey, y eso me dio un poquito de fama, porque fue el primero en Estados Unidos que funcionó sin conductor”.


“Entonces, del metro de San Francisco vinieron a mi empresa para que hiciera lo mismo allí”, continúa. “Así que diseñé los sistemas de control, y fue muy curioso, porque la primera vez que los metros de San Francisco comenzaron a funcionar sin conductor, la gente le cogió miedo y se tuvo que poner a un conductor que no hacía nada. Los ordenadores abrían y cerraban las puertas, paraban el tren, lo movían, y el hombre allí...”.


Pepe Galera ríe. La narración de su carrera, que muchos ven plagada de letras mayúsculas, en su narración es un viaje apasionante por los proyectos en los que se ha visto involucrado a distintos niveles. Él, recalca siempre, es en realida

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