Lo de que “España es diferente” se acuñó bajo el ministerio del tiempo franquista, perdón, de Información y Turismo, cuando D. Manuel Fraga iba en calzones por Palomares, y su equipo técnico discurrió decidiendo acuñar ese barniz para vestir a la mona de seda. Nada volvió a ser igual, o algo cambió para en el fondo seguir lo mismo. Se pretendía dar cariz exótico, un matiz diferencial, e imantar al turismo pujante que con sus divisas salvaba algunos balances en la dictadura. El eslógan se ha instalado tanto en nuestro disco duro, que no dejamos de darle contenido, y tal vez no iba desencaminado.

Que la basura se ha instalado en los medios es evidente. Éstos no son sino la linterna mágica que proyecta la sociedad, y los políticos no siendo sólo los culpables de los desaguisados, sí son el primer responsable. Posiblemente no volvamos a vivir un ambiente de libertad, tolerancia y explosión en España, (o lo que queda de ella) como el producido a final de los setenta y los primeros ochenta del siglo pasado. Tiempos cambiantes, pero ilusionantes, ante un presente y futuro único en nuestra historia. Había dos canales en una tele pública, en los estertores del sueño de la UCD y en los efervescentes inicios del PSOE. Televisión Española tenía más contenido y libertad (pese a algún que otro litigio), que los cien mil canales de San Luis por los que zapeamos hoy. Dos ejemplos eclécticos como La clave (mítico programa de José Luis Balbín, que unía a una película un debate de calidad donde opinó todo bicho viviente), o La edad de oro (de la fallecida estos días Paloma Chamorro), nos invitan a echar la vista atrás. Y da tanto pánico (Panic cantaban los Smiths) que al final me estoy aficionando a la nostalgia, o al paladar de Canal Cocina, con perejil, fundamento, pero sin chicha.  Ahora que las estrellas del rock y los fabricantes de opinión son cocineros, ¿no?, ¡pues me visto a la moda! Entre la Sexta y 13tv está la trinchera mediática que estalla. De los cortijos públicos poco que añadir. Y si encima en ‘El hormiguero’ de Antena 3 te llevan a la Pantoja, pues “pan tostaito y migaito con café”. La otrora viuda de España es la reina de las hormigas. Así está el patio adulador a esta diva que cantar canta, y da el cante, sobre todo en lo del blanqueo. Encima en estos días se premia a Kiko, el hijo de la tonadillera, por su “carrera musical”. Resulta que es pinchadiscos (Dj), profesión respetable, pero encumbrada a la categoría de musical (que alguien me lo explique, pero aún no lo entiendo) y al que han soplado dos discos de oro por 6 millones de descargas en Spotify (otros listillos los suecos). Ante estas evidencias hoy “estoy mas triste que un torero al otro lado del telón de acero”.. Pobre Sabina, ahora vuelve, y me lo crucifican. ¿Será como aquella canción de los años ochenta? España es diferente.