El primer banquillo en apuros de LaLiga se pinta de blanco en una temporada cargada de ilusión con un verano de antología y una respuesta social brillante, con la mirada puesta en el ascenso a Primera División. Al Albacete siempre se le pide lo máximo y su director deportivo, Toché, ha armado una plantilla capaz de hacer soñar a una afición que pasa por horas bajas, viendo como su equipo no para de recibir goles (13) y va a una media de más de tres por partido. Nada que ver con lo que se esperaba en el inicio de una temporada cargada de ilusión.

Viendo al Albacete competir en Almería, haciendo cuatro goles, nadie podía imaginar lo que se le venía encima las tres siguientes jornadas, con un Diego Mariño catalogado como uno de los mejores porteros de España, y un Carlos Cano, que lo prepara para dejar la portería acero en cada partido. La culpa la tienen todos los que juegan, pero el que acaba retratado es el portero, y todo repercute en el banquillo que ha pasado a ser uno de los más calientes en el inicio de temporada, porque solo hay un punto en el casillero blanco tras el carrusel de goles en el Mediterráneo.

Diego Mariño no se lo puede creer

Cuando se anunciaba como jugador del club manchego todo eran buenas noticias para el meta gallego, que ha competido en las dos grandes categorías de LaLiga. Llegaba desde Granada donde dejaba su huella de portero de categoría, cuajando una gran temporada. Los porteros ganan con los años y se ha encontrado con un nuevo escenario en Albacete: no dejar la portería a cero que ha sido una constante en la carrera del meta vigués. Que el Albacete encaje goles es noticia pero y esté en la portería Diego Mariño es un ‘notición’.

Por suerte está en las mejores manos ya que Carlos Cano es un preparador de porteros de categoría formado en el Real Madrid. Ellos, vienen trabajando para tapar la sangría, pero no es fácil cuando el equipo se ha mostrado blando en defensa y la pegada (que la tiene) no le da para sumar, y sale a tres goles ‘y pico’ en contra cada partido, y con estos números es imposible disparar la ilusión de una afición que jamás contaba con este escenario, tras un verano cargado de ilusión y una pasada Liga donde el equipo se mostraba más sólido y contundente.

Alberto González trata de arrancar al Albacete

Cuando los resultados no llegan se pone el foco en el entrenador y esto no es nada nuevo. La dirección deportiva ha puesto una plantilla competitiva en manos del entrenador malagueño, y no se están dando los marcadores que marcan el devenir de los clubes y de sus técnicos. Dos derrotas en casa, otra en Cádiz y el empate en Almería, es un bagaje que no cumple con las expectativas. La calma suele ser una constante en José Verdú, Toché, pero la paciencia de los clubes es limitada y se impone la primera victoria y con ella la estabilidad. El club dice estar con su entrenador.

Un Albacete tercero por la cola no casa con el nivel de la plantilla y las aspiraciones del club. Saben que esta categoría es de rachas y pronto llegará la buena, porque el equipo tiene gol y lo hizo en todos los partidos celebrados. Alberto González sabe salir de situaciones delicadas y el fútbol le ha puesto caliente el banquillo a las primeras de cambio, por una sangría de goles con la que nadie contaba. Ajustar la defensa es la tarea de un entrenador que afronta una inesperada situación, pero con buenos profesionales a su cargo.