Derrota que duele, de las que llegan al corazón. El Almería arrasó, desarboló al líder Racing de Santander hasta minimizarlo y desesperarlo, pero terminó claudicando. El propio partido se le vino encima. La expulsión de Dion Lopy camino de la media hora fue el desencadenante, el inicio de la tormenta. Luego un minuto mágico de Jeremy y el cansancio mental y físico acabaron por apagar las esperanzas de, al menos, sacar un punto en el Mediterráneo. 

El plan de Rubi salió bien con Baba de central sorprendiendo por su potencia y saber estar en un puesto que no es el suyo y venía de nueve meses en el dique seco por una lesión grave de rodilla. La verticalidad de Embarba, Arribas, Melamed y Baptistao provocó el caudal de ocasiones.

Embarba define a gol un pase magistral de Arribas y en el 19’ Melamed sorprende con un derechazo desde fuera del área. Dos goles de ventaja y camino de una victoria que podía ser aún más amplia.

Lopy saca papeletas para la roja

Y a Lopy se le cruzaron los cables, convirtiéndose en el ‘aliado’ del Racing. Apenas unos segundos después de haber recibido un aviso por parte del árbitro Fuentes Molina, el senegalés pisa por detrás a Sangalli y es expulsado con roja directa. Rubi dice que se le sacan amarillas con "facilidad", pero su futbolista también puede medir sus acciones en el campo cuando el equipo es infinitamente superior. El que sale en la foto es Lopy y no Fuentes Molina.

Es un jugador que oposita con demasiada frecuencia a las amarillas y a las expulsiones. Su conexión con la grada es tremenda, idílica, pero no se le pueden cruzar los cables con su equipo dominando de esa manera. A partir de ahí y hasta el minuto 51, el Almería continuaba en mismo guion y se acercaba con facilidad a la portería de Ezkieta. Entró Selvi Clua para dar consistencia a la medular, José Alberto metió a tres centrales y dos carrileros, y la casa se desarmó en un parpadeo.

De poder golear a la derrota

Baba, héroe inesperado por su fantástico rendimiento como central, notó el peso de los minutos en sus piernas, algo normal cuando vienes de casi un año sin competir. Su cambio -quizá- llegó muy tarde.

Del mejor Almería de la temporada a dos goles en un minuto que cambiaron todo. La defensa, ya con Baba fundido, se abre y permite a Jeremy entrar con facilidad y batir a Andrés. Después, un rechace del guardameta también va a gol. Poco premio para los rojiblancos y demasiado para el Racing, que pone la flecha mirando hacia arriba. El típico partido que suelen ganar los elegidos, porque en condiciones normales la victoria nunca se debió ir del Mediterráneo.

No es solo mala suerte

A los futbolistas se le vino todo encima: el desgaste, el haber perdonado tanto, la roja de Lopy... Y faltaba encajar a balón parado cuando Rubi lo había ensayado durante la semana. Sí, el fútbol no fue justo con el Almería, pero Lopy saca boletos para que le amonesten y si Fuentes Molina indica que es roja solo lo puedes aceptar.

De sensaciones no se vive, tampoco de pensar que el culpable es que viste de amarillo. El Almería da destellos de equipo capaz de lo mejor, y también de lo peor. En esa balanza los 5 puntos de 12, con 9 goles a favor y 9 en contra, hacen que todavía no se le pueda poner el aprobado a la plantilla ni al entrenador.

De poder golear al favorito Racing a claudicar por tus propios errores. Más demérito propio que superioridad rival.