Los presidentes no ganan partidos. Quizá deleguen responsabilidades o siguen cortando cabezas de entrenadores como manda la tradición. Los hay eternos y efímeros, pero siempre necesarios porque son el faro de los clubes y a donde hay que mirar a la hora de pedir soluciones. Tener un mandatario en el palco los días de fútbol implica que llegado el momento de una mala racha se le saca el pañuelo si hay que tomar medidas o aplaudirle si la gestión es buena. Almería ha sido por historia una entidad donde la figura del presidente se ha podido tocar y criticar, hasta que llegaba Turki Al-Sheikh y compraba las acciones a Alfonso García Gabarrón. Ahora no se deja ver tanto por la ciudad como en sus primeros años y el club sigue a la espera de nuevos inversores, pese a que mantiene su hoja de ruta en lo deportivo y en infraestructuras. Cuando Turki venía por Almería todo iba bien y el equipo estaba en Primera. Su ausencia se nota. Almería quiere ver al jefe.

Los aficionados no pueden reclamar a Mohamed El Assy porque es un director general de club y todo pasa por las manos de Turki Al-Sheikh. Sobre El Assy ha recaído todo el peso del Almería y lo lleva bien anunciando todo lo que llega desde Arabia Saudí. Pero ver al presidente siempre es especial y sabemos de Turki por sus obras a realizar, aunque no ha vuelto a subirse al jet para volar al Aeropuerto de Almería. Todo lo que conoce del club emana de los mensajes del CEO. La gestión deportiva como la económica la controla El Assy pero Turki no aparece y estaría bien una visita ahora para levantar la moral de la tropa. En su última visita se salvó la categoría.

Desde que salvara la Primera División en Cornellá- El Prat no se le ha visto cerca de su equipo por su apretada agenda en Arabia Saudí. Aquella tarde de gloria iba acompañado de sus hombres de confianza y se lo pasaba bien. No hubo otro campo de LaLiga que pisara el presidente del Almería después. Se sigue esperando un vuelo exprés con destino a Almería y que anuncie algo que ilusione a toda una provincia. O para motivar a la plantilla de cara al ascenso tan importante.

La última vez

Si se le quiere poner fecha hay que viajar en el tiempo hasta el 4 de junio de 2023 cuando el Almería salvó la Primera División en Barcelona. Allí estaba animando a sus muchachos que dieron la talla y salvaron la categoría no sin sufrimiento. Rubi siempre ha dicho que ha notado el calor de Turki con esas llamadas que se producían, pero ahora si se mantienen no trascienden. Parecía que a la temporada siguiente con el mayor gasto de la historia volvería por el Mediterráneo, pero el equipo empezó sin ganar partidos y no se sentó con otros mandatarios importantes de la Liga. La de Barcelona fue la última vez que se le veía cerca de su club en España.

El apego

La afición, el cuerpo técnico y hasta los futbolistas necesitan de una visita rápida de Turki. Va en la cultura del fútbol español. Muchos clubes de LaLiga tienen a sus presidentes a miles de kilómetros y de vez en cuando aparecen para anunciar cosas importantes. Una llegada de Turki para arengar a la plantilla siempre viene bien. Los futbolistas notarían el peso del jefe y Rubi lo volvería a abrazar como aquella vez en Barcelona. Hasta nuestros políticos estarían más tranquilos recibiendo en el palco al ministro de Arabia Saudí y propietario del Almería. Todos los presidentes anteriores se podían tocar. Se acepta su cargada agenda, aunque en estos momentos su visita sería crucial.

Ministro

Turki Al-Sheikh no es un jeque al uso que se dedica solo a gestionar sus empresas y el enorme capital que atesora. Es un ministro de Arabia Saudí que tiene un cargo de enorme responsabilidad al que dedica su tiempo y ha delegado funciones en la presidencia del Almería. No se ha desconectado del todo y la venta del club responde a las exigencias de su cargo y a otros negocios internacionales que tiene que atender cada día. Ahora toca el ministerio y le queda lejos un club donde tiene a dos hombres de su máxima confianza para que lo dirijan. Desde junio de 2023 no ha pisado Almería.