A todo el mundo le gusta verse bien, y es que sentirse bien con uno mismo es un chute para la autoestima. La medicina ha avanzado y por supuesto, los tratamientos estéticos también; y si antes los retoques eran cosas de grandes estrellas y celebridades, ahora es cada vez más frecuente ver a cualquiera cambiar su fisonomía, aunque sea de forma muy sutil. 

Por lo general, este tipo de cambios suelen llevarse a cabo en las áreas más visibles del cuerpo, con claro predominio del rostro. Al fin y al cabo, nuestra cara es nuestra tarjeta de visita, por lo que siempre se aspira a mostrar la mejor imagen posible, pero también están aquellos que deciden modificar su cuerpo: aumento o disminución del tamaño del pecho, glúteos, lipoescultura... intervenciones que mejoran la autopercepción de quienes se someten a ellas. 

Sin embargo, hay retoques que no necesariamente se ven (o no son fáciles de ver) y no siempre tienen una motivación estética detrás. Cada vez son más las mujeres que se someten a la labioplastia, un procedimiento quirúrgico que remodela los labios menores y/o mayores de la vulva, y las razones que las llevan a hacerlo son tan diferentes entre sí como las propias mujeres. 

El componente psicológico es la principal motivación

"Casi siempre predomina el componente psicológico. Las chicas más jóvenes suelen someterse a esta intervención por complejo. De hecho, muchas reconocen que no quieren tener relaciones por esta razón. Luego, están las mujeres que quieren 'empezar una nueva vida', bien porque se divorcian o simplemente quieren sentirse renovadas. También son muchas las mujeres que recurren a esta cirugía después del embarazo: durante el parto, los labios menores pueden quedar descolgados de forma asimétrica, generando así un complejo. De cualquier forma, las mujeres que vienen a nuestra clínica, lo hacen para salir de aquí sintiéndose mejor", explica Jaime de San Pío, cirujano plástico de la Clínica de San Pío. 

Por lo general son los problemas de autoestima los que llevan a las  mujeres a someterse a esta intervención quirúrgica que soluciona lo que ellas consideran "un problema". No obstante, en ocasiones, también entran en juego otros factores. "En contra de lo que muchos puedan creer, la mujer que nace con los labios menores más grandes que los mayores, nace así y ya está. No es cuestión de edad y no siempre tiene que ver con el parto. En algunos casos, esta formación de la vulva puede generar verdaderas molestias", explica el cirujano. 

Y es que en ocasiones, la condición de poseer unos labios menores que sobresalgan de los labios mayores puede suponer varios problemas e incomodidades, entre ellos: roces, pellizcos, problemas a la hora de caminar, sentarse o mantener relaciones sexuales. Además, si los labios menores son mucho más grandes que los mayores, existe más superficie para mantener la humedad y desarrollar hongos, lo cual puede llegar a resultar preocupante pues ambos tejidos tienen una función protectora. 

Es un procedimiento sencillo y con anestesia local

Así pues, someterse a una labioplastia puede suponer una ventaja para la salud. De hecho, el procedimiento es muy sencillo: "Es una cirugía ambulatoria menor que se realiza con anestesia local. Básicamente, se trata de reducir los labios menores recortando el tejido que sobra, y como complemento, también se puede realizar una lipotransferencia o una infiltración de ácido hialurónico para engrosar los labios mayores. En nuestra clínica el coste de este procedimiento está en los 1.200 euros, y si también se requiere un engrosamiento, son 500 euros más", señala Jaime de San Pío. 

Además, este no es el único servicio que ofrece la Cínica de San Pío para mejorar el bienestar íntimo femenino. También se aplican tratamientos para poner fin a las pérdidas de orina mediante un láser que tensa la vagina, la aplicación de mallas o la estimulación del suelo pélvico mediante la electroestimulación. "El tensamiento de vagina puede llevarse a cabo en tres o cuatro sesiones, y puede costar entre 350 y 400 euros", explica el cirujano plástico.