'Chiky' Trillo, periodista de golf: "No quería que me vieran como una 'tía', sino como una profesional"
De sus primeros pasos en La Voz de Almería a narrar Ryder Cups y Masters de Augusta en medio planeta

La periodista 'Chiky' Trillo y el golfista español, Severiano Ballesteros, en la playa de Somo
Desde una esquina luminosa del sur, donde el verano parecía eterno y el horizonte se abría sobre el Mediterráneo, empezó a forjarse la determinación de quien acabaría narrando el golf desde los grandes templos del deporte mundial. Lo que entonces era solo una intuición —entender el mundo y contarlo con claridad— se convirtió en una vocación feroz. Una vocación que marcaría toda una vida dedicada al periodismo y al golf, el territorio donde ha construido su nombre.
Habla con una seguridad serena, como quien ha pasado mucho tiempo defendiendo su espacio a base de talento y convicción. Mira de forma directa, sin titubeos, y cada frase suena pensada y medida, pero con la naturalidad de quien lleva décadas narrando historias. Y, quizá, por eso sorprende imaginarla en sus comienzos: antes de firmar crónicas en El Mundo, de dirigir revistas especializadas o de recorrer medio planeta siguiendo al golfista Seve Ballesteros, hubo una joven estudiante que pasaba los veranos en Almería y que, con apenas veinte años, decidió lo que quería ser.
Era 1982 cuando entró por primera vez en la sede de La Voz de Almería, entonces en la avenida de Montserrat, buscando unas prácticas de verano. “Decían que solo cogían a gente de Almería”, recuerda, “pero dejé mi nombre y mi teléfono en una agenda que acabó en el despacho del director y al final me llamaron”.
Aquellos meses marcaron el principio de todo. Entre el bullicio de la redacción y los partidos de baloncesto, descubrió que su lugar estaba en el lado de los que escriben. Hoy, cuatro décadas después, 'Chiky' Trillo —Isabel Trillo Amores— es una de las periodistas más respetadas del golf español e internacional, directora de comunicación de la PGA (Asociación de Profesionales de Golf) de España y miembro del Comité Ejecutivo de la Golf Writers Association (AGW). Pero su historia empezó aquí, entre el mar de Almería y el olor a tinta de un periódico local.

Club de Golf de Almerimar
Vocación temprana y paso a paso
Su impulso venía de lejos. De niña, cuando su padre encendía la televisión, ella señalaba la pantalla: quería estar ahí. Le gustaba escribir y una profesora insistía en que sería escritora. Con el tiempo comprendió que su vocación era el periodismo. “El periodismo es una forma de vida”, resume. “Somos un canal intermedio: reunimos lo que pasa en el mundo y lo contamos para que los demás lo entiendan. Los periodistas somos maestros de nada y aprendices de todo”.
Estudió en la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense. Probó muchas áreas, pero las fue descartando una a una. “Política, economía, prensa del corazón. Todo eso lo fui eliminando. El deporte era lo mío”. Sus primeros pasos fueron en Derby Digest, una revista de caballos donde acabó especializándose en polo. “Por supuesto no tenía ni idea, así que me fui al Hipódromo de Madrid y un mentor me explicó todo”. Poco después le ofrecieron escribir sobre golf. Lo que comenzó como curiosidad se convirtió en destino. “Era entretenido, estaba Ballesteros y apenas salía en los medios. España es una gran potencia de golf y empecé a interesarme”. El flechazo fue definitivo. Su primer torneo fue un Open de España en Las Brisas, en 1987. Desde entonces, el golf y el periodismo se entrelazaron en su vida.

'Chiky' Trillo cubriendo un evento de golf
La forja de una periodista
Cuando habla de aquellos años primerizos, su tono cambia. La mirada se afila, como si volviera por un instante a aquellas redacciones frenéticas donde todo estaba por hacer. En 1989, un compañero la animó a presentarse en un nuevo periódico: El Mundo. Pensó que no la habían cogido y estuvo a punto de regresar a Almería, hasta que la llamaron para incorporarse de inmediato. Entró como becaria y, en seis meses, ya era fija. Aprendió el oficio a fuego. “Con Pedro J. se aprende todo el periodismo. Aunque a veces lo hubiese matado”, bromea.
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No todo fue fácil. Sufrió acoso y un traslado forzoso de Deportes a Sucesos la obligó a curtirse aún más. “Cubrí asesinatos, desahucios. O eres muy fuerte o acabas llorando”, recuerda. Pero incluso entonces, el golf seguía siendo su refugio: lo escribía con pseudónimo, a escondidas, sin dejar que se apagara del todo. Hasta que un día dio el salto definitivo y asumió la dirección de la revista Golf Internacional. “Era un mundo muy hostil. Siempre me he considerado chica-chico. Les dije: soy vuestra directora, pero también soy un colega más. Lo que quiero es que me veáis como una profesional”. Fue su primera gran experiencia de liderazgo. Y la consagró como especialista.
La voz se vuelve más firme. No sube el tono, pero cada palabra cae con la precisión de quien ha tenido que demostrarlo todo más de una vez. En aquellos años, ser mujer en una redacción deportiva no era sencillo. Casi todas las secciones estaban ocupadas por hombres y el machismo estaba tan naturalizado que apenas se cuestionaba. En ocasiones sintió que debía esforzarse el doble solo para ser tratada como igual. “He llegado a la conclusión de que el acoso va asociado al poder”, reflexiona. Esa dureza, dice, también la hizo más firme y más libre. “Yo no quería que me vieran como una 'tía', sino como una profesional. Lo importante no es el género, es hacer bien el trabajo”.

'Chiky' Trillo en el Grand Teguise Playa, en Lanzarote
Vida y alma del golf
Tras aquellos inicios, su carrera no se detuvo. Ha trabajado en Green Digest, Marca, RNE, Radio Marca, ha colaborado en El Independiente, en Radio 3, y ha cubierto decenas de torneos internacionales. Hoy sigue sumando proyectos: “Llevo un año colaborando con una revista de turismo. Me estoy reinventando y aprendiendo. Después de casi treinta años haciendo golf he ampliado miras sin dejarlo. Estoy redescubriendo el periodismo”. Continúa participando en programas como Entre dos luces en RNE o Paralelo 20 en Radio Marca, sobre esquí, y también recuerda con gratitud a quienes le tendieron la mano en sus inicios, como Fernando Padrón y Carlos Santos.
Ha estado en Opens británicos, Masters de Augusta, Ryder Cups en medio mundo. Pero en el centro de su memoria siempre aparece Seve Ballesteros. “Cuando lo conocí me enganchó más. Era un megadeportista que lo había ganado todo. La entrevista de quince minutos se convirtió en toda una mañana, una comida en Pedreña y tertulia en el bar del pueblo”. Desde entonces lo siguió por medio planeta. “Nunca olvidaré cuando, tras el último torneo que ganó, me dijo: 'Gracias, Isabel, por estar ahí siempre'. Para mí no murió un gran deportista ni una gran persona: para mí murió un gran amigo”.

'Chiky' Trillo en el Grand Teguise Playa
La pasión intacta
Chiky reivindica el golf como un deporte injustamente tratado. “Abrir un campo sigue siendo visto como elitista, pero tenemos algunos de los mejores jugadores del mundo”, afirma. Durante la pandemia, recuerda, resurgió: “La gente no podía salir, pero si tenías licencia federativa sí podías jugar. No es un deporte de contacto y eso ayudó mucho”.
Lo que lo hace único, explica, es que “no compites contra nadie, compites contra ti mismo. Hacer trampas en golf es hacerte trampas a ti mismo. Ese reto personal es lo que crea adicción”. Lo compara con el esquí: “Puedes jugar a cualquier edad, en familia, y eso es lo que hace que las mujeres estén creciendo en el golf”.
Después de más de treinta años, sigue con la misma ilusión. Cuando se le pide una frase que defina su profesión, no duda: “El periodismo es una forma de vida”. Y entonces sonríe. Piensa en aquella joven que llegó temblando a su primera redacción en La Voz de Almería en 1982. La misma que hoy ha narrado Ryder Cups, Masters de Augusta y cientos de torneos por todo el mundo. La misma que sigue mirando el periodismo con determinación, como el día uno. Y cuando se acuerda de aquella joven, sabe qué le diría.
—Que no cambie. Que siga igual.