“El apellido pesa; parece que también está en juego el nombre de Tomatito”
José Carlos Esteban-Hanza Fernández, sobrino de Tomatito, es el ganador más joven de la historia de El Filón del Cante de las Minas de La Unión

José Carlos Esteban-Hanza, ganador de El Filón del Cante de las Minas, durante la final.
Tiene el pelo largo y negro, los ojos claros como el reflejo de la Luna en nuestro mar y los dedos llenos de una verdad que podría haber salido a través de las cuerdas de una guitarra y que, sin embargo, han encontrado el camino del flamenco en las teclas del piano. Tiene solo 20 años y lleva la mochila cargada de logros históricos y el peso de una saga familiar que crece sin parar a golpe de talento. Es José Carlos Esteban-Hanza Fernández, el sobrino de Tomatito que ha logrado ganar el premio El Filón al mejor instrumentista flamenco del Festival del Cante de las Minas de La Unión.
Vivir
El almeriense que ha ganado el Festival del Cante de las Minas de La Unión con solo 20 años
Álvaro Hernández
¿Qué se siente después de haber ganado El Filón del Cante de las Minas?
Muchas cosas. Lo primero, mucho orgullo por haber recibido este premio con tanto prestigio y tan importante dentro del flamenco. Y, por otra parte, mucha responsabilidad, porque no solo he ganado El Filón, que es algo que puedo poner en mi currículum; es que encima he sido el ganador más joven de la historia del premio. Otra losa más que tienes que llevar. U ondear, como quieras verlo.
¿En qué momento de tu vida te decantaste por el piano? ¿Cómo llegaste a él?
Llegué al piano por azar. Yo antes tocaba la guitarra, porque en mi casa es el instrumento que manda. Con siete u oco años empecé a tocarla... Después de que mis padres estuvieran un tiempo enseñándome, empecé a que me enseñara mi primo [José del Tomate]. Ya se puso el camino más empinado y tenía que hacer más fuerza, echar más rato... Me estaba cansando y, de casualidad, un día toqué el piano, que me pareció mucho más fácil. Mis padres me llevaron a la Escuela Municipal, de ahí pasé al Conservatorio y ya empecé a hacer el camino inverso: las cosas de flamenco que yo tocaba con la guitarra (bulerías, tarantos, tangos), los llevé al piano.
Autodidacta en cierto sentido.
En flamenco, 100%. Claro que después me he juntado con mi primo, con mi familia y te enseñan muchísimo. Pero si, 100% autodidacta.
¿Coqueteas todavía con la guitarra o eso es un capítulo cerrado?
No, no, capítulo cerrado. No me voy a hacer guitarrista. Es un apoyo. Me reencuentro con la guitarra, a veces aprendo algo nuevo. A veces sigo tocando la misma cosa que con siete años...
Pero es algo para la intimidad.
Es una fuente de aprendizaje también. Hay mucha gente que, para aprender flamenco, se olvida de la guitarra y hay que hacerse una pregunta: ¿Dónde está la música del flamenco? Búscala. En una guitarra. Si la buscas en otro sitio, no la vas a encontrar. La gente que se olvida de la guitarra a la hora de aprender o estudia el flamenco, acaba sonando menos flamenco. Lo mires como lo mires.
Si te dedicas a la guitarra es fácil tener referentes como tu tío, sin ir más lejos. Pero en el caso del piano es algo menos mediático. ¿Cuáles son tus referentes en el piano y en concreto en el piano flamenco?
En el piano flamenco ha habido muchas figuras muy buenas. Pero yo, una vez que ya conozco los que hay… Mi pianista flamenco favorito es Paco de Lucía. Porque es la música lo que te gusta, sea la guitarra, en el piano o el instrumento que tú quieras. Entonces bebes mucho más de un guitarrista que de un pianista. Y sí, un guitarrista empieza con las cosas de Tomatito. Y yo, como pianista, pues empiezo a tocar Orobroy de Dorantes. Pero eso lo haces con ocho, diez años. Ya después superas esa etapa y creas tu personalidad.
¿Quieres dedicarte a esto profesionalmente?
Por supuesto, y de momento me estoy dedicando. Sabemos que es una carrera complicada, de subidas, de bajadas y que no todo el mundo es Paco de Lucía o Tomatito, ¿qué le hacemos? Yo estoy estudiando la carrera de piano clásico no ya como un complemento de aprendizaje, sino para poder tener en el futuro una plaza luego de profesor o de cualquier otro puesto relacionado con la música.
En estos días que han pasado, ¿quién te ha felicitado que te haya dejado sin palabras?
He hablado con mucha gente estos días. El primero que me mandó un mensaje fue mi primo José en el mismo momento. He hablado también con mi tío. Diana Navarro me escribió. Manuel Lobo me escribió. José Mercé me escribió el otro día...
A mi tío otros músicos flamencos le llamaron para darle la enhorabuena y le dijeron que no sabían que era sobrino suyo, ‘pero se puso a tocar y parecía que estabas tocando tú’. Más piropo que ese, es complicado...
Tu tío, Tomatito, es obviamente una ayuda y un referente, pero también imagino que ejerce cierta presión.
Yo no me había dado cuenta. Cuanto más pasa el tiempo, más consciente soy de eso. El apellido claro que sí, pesa. Y hacer música suya es una responsabilidad muy grande. No es lo mismo ver si toca bien ese muchacho que saber que toca el sobrino de Tomatito. Parece que también está en juego su nombre y yo tengo que defenderlo con más fuerza aún.
Tras ganar en el Cante de las Minas, ¿qué sueño te queda por cumplir? ¿Cuál es el siguiente?
El sueño de todo artista: hacer un disco. Es una meta que está ahí, a medio-largo plazo. Juntar tus propias cosas, tus composiciones, tus falsetas; juntarte con buenos músicos y dejar una cosa, un documento que sea tu carta de presentación, con tu personalidad.