La Voz de Almeria

Entrevistas

“El pulpo lo llevo en el ADN, mi abuelo me ponía a apalearlo para ablandarlo"

Antonio Morales acaba de trasladar 'La Pulpería' de La Cañada a la calle Rueda López de Almería, donde ofrece 34 variedades distintas

Antonio Morales junto a Antonio Hermosa en la recién estrenada 'La Pulpería'.

Antonio Morales junto a Antonio Hermosa en la recién estrenada 'La Pulpería'.La Voz

Antonio Hermosa
Publicado por

Creado:

Actualizado:

Antonio Morales Miranda es un almeriense, natural del barrio de El Zapillo, que desde los nueve años lleva trabajando en el mundo de la hostelería. 

“Yo empecé muy jovencito en el bar Arenas, que ya no existe, que estaba en la calle de La Vega. Salía del colegio y me iba allí a trabajar, y así seguí hasta los 17 años, que me contrataron en otro bar que todavía existe en la calle Tenor Iribarne, una travesía del Paseo de Almería: la Marisquería Baviera. En ese establecimiento permanecí ininterrumpidamente hasta los 20 años, que me iba los veranos a Palma de Mallorca. Los veranos los hacía en Palma y los inviernos en la Cervecería Baviera. Así estuve durante 3 años hasta que me fui a hacer al servicio militar”.

A su regreso, estuvo dos años como camarero en La Habana Cristal y, después, decidió poner su propio establecimiento en la calle Tejar de su barrio natal, con el nombre de “El Boliche”. Este hombre ha demostrado a lo largo de su vida que su espíritu emprendedor lo ha acompañado constantemente en esta profesión. Tras dos años de actividad, decide montar con el mismo nombre un chiringuito en la playa de Retamar. 

“En la playa de Retamar estuve dos veranos. Después, decidí dejar el mundo de la hostelería y me fui con mi suegro -el famoso Nicolás-, a vender zapatos en los mercadillos. Tras varios años vendiendo zapatos, me volvió a picar el gusanillo de la hostelería, y comencé a trabajar en diferentes bares, hasta que decidí montar un quiosco junto al Estadio de los Juegos Mediterráneos, que se llamaba “La Goleta”. Ahora se conoce como “Manuela”. El Ayuntamiento nos concedió la licencia de apertura y lo mantuvimos abierto durante tres años”.

Antonio Morales, reconoce que es un hombre inquieto. Dio un nuevo salto, y en 2019 se traslado al barrio de La Cañada, a la Carretera de Níjar, para abrir “La Pulpería” , un pequeño establecimiento en el que no entraban más de 40 personas, que tuvo mucho éxito. Ahora, ha decidido cerrar el local de La Cañada y venir con su proyecto hasta la calle Rueda López de Almería. 

“La hostelería debe gustarte. Es un trabajo precioso que hay que llevarlo dentro. Te permite conocer a muchísima gente, relacionarte con muchísimas personas y saber seleccionar al tipo de público que te interesa tener en tu local”.

Antonio admite que esta profesión tiene mala fama. 

“Digamos que está un poco demonizado. Es cierto que, antiguamente, se echaban muchas horas. Pero creo que hoy en día no es así. Hoy se ha equiparado al resto de trabajos. Con jornadas de 40 a 42 horas como mucho, con nuestros descansos y con condiciones bastante buenas”.

Morales Medina se ha especializado en el mundo de las tapas de pescado. 

"Yo soy de un barrio de pescadores. Mi familia ha sido siempre de pescadores, desde mi abuelo, pasando por mi padre, mi tío y, yo mismo, que también he pescado durante muchos años. Por lo tanto, tengo mucha vinculación con la pesca y muchos conocidos que son pescadores, que tienen sus barquitos y, a través de ellos, consigo pescados muy frescos. Por lo tanto, siempre mis bares se han caracterizado por tener un pescado muy bueno”.

Él decidió especializarse en platos de pulpo, porque en la zona de La Cañada, donde abrió la primera “La Pulpería”, no tenía mucho tránsito de clientes. 

“El pulpo es algo que tengo muy introducido en mi ADN. Desde chiquitito ya mi abuelo me ponía a darle palos al pulpo, cuando llegaba con su barquillo de pesca. Yo era bastante pequeño, con 5 o 6 años ya le daba palos al pulpo. En aquellos años la gente no consumía pulpo porque era muy duro de comer, y por eso, había que darle con el palo para ablandarlo, para que se mataran los nervios. En Almería, en aquellos años, no había frigoríficos, no teníamos congeladores, ni siquiera teníamos televisiones. Hasta que alguien se dio cuenta que congelando el pulpo mataba la fibra y se ablandaba. Fue cuando dejamos de darle palos. El pulpo se puede cocinar de muchísimas formas diferentes. Así que fue una buena elección”.

Al final, ha decidido abrir este local en la calle Rueda López, que tiene más espacio y está en una zona del centro de Almería. 

“Vamos a hacer exactamente lo mismo que hacíamos en La Cañada. Nuestros pulpos, nuestros pescados y nuestras patatas bravas, el crujiente de bacao, que es nuestra tapa número uno”.

La Pulpería es un local familiar, donde trabaja toda la familia. En distinta etapas, lo han hecho los dos hijos que tiene Antonio de su primer matrimonio, y las dos hijas de su segunda mujer, Toñi Criamia, que es la base de la buena cocina que tienen sus establecimientos. 

“Ella se encarga de la comida, hace una salsa muy rica, hace buenos platos y buenos arroces. El arroz con pulpo es nuestro plato estrella”. 

Ahora está con ellos su hija menor de 24 años, Judith. Su hija mayor ha tenido una niña y está dedicada a la crianza, y sus hijos han decidido trabajar en otros sectores. 

“Pero a todos los tenemos ahí. Cuando los necesitamos nos echan una mano”.

Antonio Morales es un defensor de las tapas típicas de Almería. 

“Somos pioneros en la tapa, Almería es ciudad de tapas, y creo que debemos cuidarlas. Yo apuesto por no ponerle suplemento, y creo que hay muchísimas tapas de mucha calidad que se pueden poner sin suplementos. Estamos acostumbrados a una cerveza y una tapa. Cuando llega un cliente que viene de fuera y no entiende que es eso de la tapa, insisto porque creo que es muy buena filosofía”. 

Y también defiende las tapas clásicas en toda la vida. 

“También defiendo sacar tapas para no repetir, o sea, no cansar al cliente con las mismas cosas. Tener una carta muy amplia. Se nos ocurre hacer un pulpo agridulce o picante, pues adelante. Siempre intento innovar con algo para el cliente, y al mismo tiempo mantener una carta para que sepan que eso que les gusta lo van a encontrar”.

Presentan 34 variedades distintas de preparación del pulpo. 

“Ahora mismo tenemos en carta 14 formas distintas de hacerlo. Por ejemplo, lo hemos llegado a elaborar con muchas salsas diferentes, con almendra, con pistachos, con champiñones. Es verdad que algunas son más comerciales que otras y, al final, nos quedamos con 14 formas de cocinarlo. Siempre serán las que demande el cliente”.

tracking