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La otra cara de Miguel Ángel Moreno, el policía que esquivó su muerte por carta bomba

Moreno conoció tiempo después a la autora de su intento de asesinato. En contraposición, hoy más de 300 atentados siguen aún sin esclarecer

Miguel Ángel Moreno, el policía que estuvo a punto de ser víctima de un atentado de ETA.

Miguel Ángel Moreno, el policía que estuvo a punto de ser víctima de un atentado de ETA.La Voz

José Ángel Pérez
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La mañana del 1 de febrero de 1990 el agente del Cuerpo Nacional de Policía, Miguel Ángel Moreno Gómez estuvo a punto de morir al sufrir un atentado, afortunadamente frustrado, tras recibir un paquete bomba a su nombre en su domicilio de la calle Careaga Goikoa de la localidad vizcaína de Basauri, donde residía junto a la familia.

El agente en aquellas fechas llevaba ya cinco años destinado en Bilbao en el Grupo de Escoltas de la Jefatura Superior de Policía del País Vaco y sus funciones habituales eran las de prestar protección a las autoridades y personalidades de esta ciudad, amenazadas por la banda terrorista de ETA.

Ingresó en el Cuerpo Nacional de Policía en el año 1981 y tras concluir su formación fue destinado a Madrid y una vez asignado a la Unidad de Escoltas pidió su traslado voluntario al País Vasco. Aunque el artefacto que pudo costarle la vida milagrosamente no llegó a explosionar y fue desactivado por sus compañeros, Miguel Ángel Moreno vivió una situación de enorme tensión y nerviosismo dado que en esos dramáticos primeros momentos se encontraba con su hija de seis años.

¿Qué recuerda de ese marcado día?

Cuando regresaba a casa con mi hija, a la que acababa de recoger de la escuela, al entrar al edificio y abrir el buzón del correo me quedé paralizado. Encontré un sobre de color marrón bastante grueso con mi nombre y apellido.

Como estaba con la niña en el portal, llamé por el telefonillo a mi esposa, pidiéndole que se hiciera cargo de la niña a la que mandé por el ascensor y sospechando del sobre encontrado en mi buzón, le pedí a mi esposa que llamase a la Jefatura Superior de Policía, para que enviasen a un equipo del Tedax, (Desactivadores de Explosivos), y mientras llegaban los compañeros me quedé en la puerta del edificio impidiendo el paso de los vecinos.

Supongo que temería por su vida y por las consecuencias que podrían producirse si explotara el paquete.

En ese momento se teme por todo, pero afortunadamente los artificieros que acudieron de inmediato, ordenaron a los vecinos que se dirigieran a las plantas superiores del edificio cerrasen puertas, ventanas y persianas y se tumbasen en el suelo, protegiéndose las cabezas. Mientras, los agentes, con suma prudencia, extrajeron el artefacto, trasladándolo hasta el hueco de la escalera hasta que pasadas unas dos horas, consiguieron desactivarlo.

¿Qué características tenía el paquete bomba?

No llevaba sellos, ni matasellos, tendría un peso aproximado de 900 gramos o un kilo y estaba dotado de un detonador por apertura y otro más sofisticado, un sistema anti movimiento con temporizador. El explosivo se completaba con un cordón detonador de pentrita, de aproximadamente 2,4 mts. y una plancha de kevlar que actuaba como metralla. Un sofisticado sistema que propició que la Dirección General de la Policía mandase a las Comisarias una circular advirtiendo sobre este nuevo sistema de explosivos.

La inquietante situación sufrida ¿cómo le modificó su vida?

Una serie de problemas se sumaron al propio hecho del atentado. El S.U.P. exigió al Ministerio del Interior mi cambio de destino y mi salida del País Vasco. Se me concedieron tres destinos para elegir y al final elegí Almería, por ser la tierra de mi esposa, ya que ella me pidió estar cerca de su familia, mientras yo estuviera de servicio.

¿Y a dónde lo asignó la Dirección General de la Policía?

El ministerio del interior me concedió una comisión temporal de servicio en Almería, sin derecho a dietas, con la obligación de solicitar la plantilla de Almería, cada vez que existieran plazas. La inquietud de mi esposa era por no saber si se me agotaba la comisión temporal de servicio y tendría que volver al País Vasco.

El atentado frustrado fue un caso muy difundido. TVE conectó con mi domicilio cuando se estaba desactivando el artefacto en el Telediario de las 15.00 horas. Fue un caso desagradable que provocó incluso que compañeros y amigos evitaran relacionarse con mi esposa e hijos por temor a que volvieran a actuar los terroristas

¿Cómo afectó este desagradable episodio a su vida normal?

Tras pasar como un mes de baja, me incorporé a la Comisaría de Almería, donde conté con todo el cariño y apoyo de todos mis compañeros y de los cuerpos hermanos de la Guardia Civil y la Policía Local. Estuve prestando servicio hasta que recibí un oficio de la Audiencia Nacional.

El fiscal Eduardo Fungairiño me informó de la extradición de la autora de mi atentado, Carmen Guisasola Solozábal, instándome a personarme en un procedimiento contra ésta, sobre la que pesaban otras acusaciones por otros atentados terroristas.

¿Usted llegó a sufrir el denominado síndrome del norte? 

Indiscutiblemente, la mayoría del pueblo vasco, bien por afinidad o bien por terror, apoyaban a Eta y los policías y sus familiares, teníamos que disimular la profesión. Pero aquí, quien entonces lo tenía más difícil eran los miembros de la Guardia Civil, al vivir en casas cuarteles.

¿Cuántas familias de víctimas de ETA siguen sin conocer quiénes fueron los autores materiales de sus crímenes?

Oficialmente se calculan que más de 300 atentados siguen aún por esclarecer.

¿Cómo vivió su familia los cinco años que estuvo destinado en Bilbao?

Todos tenían que mentir a los vecinos, sobre mi profesión de policía. Después de sufrir el atentado y hasta el cambio de destino, a mis hijas les decían algunos vecinos Txakurra Kampora, (Perros Fuera). Si bien el cierto que hubo otros vecinos que disimuladamente nos apoyaron.

Después del atentado, que le dejó secuelas psíquicas, ¿cuánto tiempo estuvo de baja médica?

Con el oficio de la Audiencia Nacional, comunicando la extradición de la autora del atentado, teniéndose mis datos en el procedimiento y sabiendo que los abogados de ETA tenían acceso a todos los datos del sumario, tuve una profunda depresión, que me provocó la baja y posteriormente el juicio, mi comparecencia ante el tribunal médico y la jubilación.

¿Las víctimas del terrorismo etarra han sido utilizadas con fines políticos o partidista

Es posible… Pero era totalmente inaceptable que más de 100.000 personas tuvieran que abandonar el País Vasco huyendo de ETA, o que otros ciudadanos vascos fuesen ejecutados o secuestrados por no pagar el impuesto revolucionario.

¿Por qué no existe unidad entre las diversas asociaciones de víctimas del terrorismo?

Bueno, tanto como eso no. Pero es cierto que en algunas ocasiones y entre algunas víctimas, ha calado la influencia política y han querido transmitir ideología política. Afortunadamente las victimas estamos unidas en lo fundamental, que es la atención a los derechos de las víctimas.

¿Cómo se sustituye el rencor o el odio por el dialogo?

Teniendo las ideas muy claras y, sobre todo, no intentando blanquear al terrorismo.

Pero… ¿qué conviene recordar y que conviene olvidar de esos años de terror?

Siempre tendremos que recordar a todas las víctimas del terrorismo y rendirles homenajes y reconocimientos y tampoco olvidar a los vascos que han sufrido el dolor el terrorismo viviendo con miedo a las represalias de los terroristas.

Si se encontrase frente a frente con Carmen Guisasola, la mujer que atentó contra su vida, ¿qué le diría?

Siguiendo la trayectoria de esta mujer y su pronunciamiento contra el terrorismo, estoy totalmente convencido de que ella ya se arrepintió de sus crímenes… Sólo la miraría a los ojos, para ver el peso que tiene que soportar su alma.

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