José Mujica y su réplica en la personalidad de Muñoz Zamora
Los dos humanistas, sin aires de grandeza, han conocido torturas y han predicado con el ejemplo de la coherencia, caminando por la vida sin rencor

Rodrigó Valero viajó hasta Granada para realizar un memorable trabajo gráfico sobre la figura del añora Pepe Mujica, expresidente de Uruguay.
Pepa Bueno dijo el pasado viernes en la Cadena SER que a José Mujica se le quería porque hablaba un idioma en el que todo el mundo le entendía. El expresidente de Uruguay tiene réplica en Almería en una forma de aspirar a mejorar la sociedad y cambiar la forma de hacer política. Austero, empático, sencillo, uno de los líderes más honestos, carismáticos y coherentes.
Cuando conocí su biografía, siempre pensé que en Almería teníamos mucho parecido en la personalidad de Antonio Muñoz Zamora, faro moral, superviviente de los campos de concentración, clave en la construcción y apertura del museo del horror nazi con el que cuenta la capital en Las Almadrabillas.
Los dos han conocido cárcel y tortura. Han predicado con el ejemplo de la coherencia y añadiría que han caminado por la vida sin rencor, sin cultivar el odio. A Pepe Mujica hace medio siglo le dieron seis balazos y pasó por la cárcel. “Quiero vivir con lo justo para que no me roben la libertad”, le gustaba expresar. Los dos fueron defensores de la izquierda, símbolos, ejemplo para gobernantes que cuando llegan al poder se les nota su soberbia. Ellos no ofendieron a nadie y siempre estuvieron para trabajar por los demás.
Recuerdo a un exultante artista, Rodrigo Valero, cuando regresó de Granada tras echar un buen rato de fotografías con Mujica en 2018. Mujica y Muñoz denunciaron, a lo largo del tiempo, que el mundo no quiere enterarse de que el hambre está presente en el capitalismo y en el comunismo.
Héroe y superviviente
La memoria de Almería sigue viva con el ejemplo de vida. Todo gracias a uno de ellos, que además de héroe es superviviente. Antonio Muñoz Zamora dejó Mauthausen el 5 de mayo de 1945, momento en el fue liberado por el ejército de Estados Unidos. Se asentó en Almería en 1963. “Salí con 29 kilos de peso y ni sabemos cómo aguantamos, porque sufrimos todo tipo de calamidades”.
Siguió luchando con su militancia en el PCE contra el nazismo. “Ya me puedo morir”, afirmó en una entrevista que le formulé el 5 de mayo de 1999, tras la inauguración del Monumento, Bien de Interés Cultural, con 142 columnas de hormigón. Junto al Cable Inglés, representa a los 142 almerienses muertos en Mauthausen, aunque habría que añadir a cuatro almerienses más.
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Otro historiador, Eusebio Rodríguez Padilla, me apuntó que Manuel García García, natural de Alfaix (Los Gallardos), de 25 años, murió en Gusen, tras pasar por dicho campo de concentración. Agradezco que en dos recientes conferencias de la exsenadora Martirio Tesoro, me haya citado como homenaje a las víctimas, encabezadas por el entrañable y llorado Antonio Muñoz Zamora. Sobre este, tuve el privilegio de tener su amistad y confianza hasta el punto de que, junto a su mejor amigo Antonio Nieto, lo introduje en el ataúd tras fallecer una triste tarde del 8 de octubre de 2003, en el antiguo hospital de la Cruz Roja de la carretera de Ronda en Almería.
Nieto siguió llevando por todas las redacciones, como hacia el propio Muñoz, el Boletín de información y comunicación de la Amical de Mauthausen y otros campos. Pedro Manuel de la Cruz, el director de La Voz, fue también gran amigo y dice que Antonio Muñoz se fue jugándose la vida en la clandestinidad. Llegaron después discursos populistas descalificando la memoria e insultando a la inteligencia de quien así se comporta.

Antonio Muñoz Zamora en Mathausen (Austria) en 1999.
Es digno de traer que ochenta años después de la liberación de los campos de concentración nazis en Austria, de Mauthausen y de Gusen, se aplaude que en el acto de conmemoración haya estado por vez primera un jefe del Estado español, Felipe VI, acompañado de la reina Letizia. El lema de la liberación, a la que acudió la cúpula del Gobierno y de la presidencia federal de Austria, fue “Juntos por un nunca más”.
Entre la delegación española, cabe destacar la presencia del secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez López, exalcalde de Almería. Advirtió sobre el resurgir de los discursos neofascistas y alabó a los que dieron su vida para defender la nuestra y que merecen que su ejemplo brille con toda gloria. “No hay límite ni característica que pueda explicar el horror del nazismo y, mucho menos, justificarlo”, dijo Martínez, catedrático de la Universidad de Almería.