La Voz de Almeria

Vera

Los helados artesanos de los que habla toda Vera (y que los 'guiris' desayunan en invierno)

Alejandro Reyes es uno de los tres únicos heladeros artesanos titulados de la provincia de Almería, un oficio al que se dedica por amor

Los heladeros Alejandro Reyes y Prado Zamora, con una de sus creaciones: helado de chocolate blanco con pistacho.

Los heladeros Alejandro Reyes y Prado Zamora, con una de sus creaciones: helado de chocolate blanco con pistacho.La Voz

Elena Ortuño
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Antes los inviernos sabían a Jijona y a turrón, y los veranos a Vera y a helado. Así transcurría la vida de Antonio Zamora, a medio camino entre Alicante y Almería, siempre con el delantal en la mano y el corazón agradecido. Uno de esos veranos lo conoció Alejandro Reyes, natural de Baza (Granada), quien se enamoró de su hija, Prado Zamora.

Prado había crecido entre vitrinas frías y aromas dulces, ayudando a su padre a lo que en aquel entonces se llamaba "helar": hacer y vender helado. Antonio Zamora fue el primer heladero de Vera, un oficio que se convirtió en herencia familiar y que retomó su yerno: "Mi interés por el helado vino por casualidad. Yo trabajaba en mantenimiento industrial, pero tuve un accidente y tuve que vender mi parte de la empresa. Cuando conocí a mi mujer, de familia jijonenca, me replanteé la vida", confiesa Reyes, uno de los tres únicos heladeros artesanos titulados en la provincia de Almería.

Antonio Zamora durante su época de heladero.

Antonio Zamora durante su época de heladero.La Voz

Un negocio surgido del amor

Alejandro se introdujo en el mundo del helado de la mano de su mujer, creando Pradex Heladeros Artesanales. Con mucho esfuerzo y dedicación, la pareja pasó de vender helado de marca (Alacant y Antioquía Jijona) a elaborar su propio producto. Hoy, pueden afirmar con orgullo que el 100% de su sabores son receta propia, fruto de la profesionalización en la que el bastetano decidió embarcarse a través de la Universidad de Alicante. 

Cuando Reyes se embarcó en la aventura de especializarse a través de la titulación de experto heladero, no se imaginaba aquello que se escondía tras el plan de estudios: "No me esperaba tanta fórmula, tantos datos… me sorprendió la complejidad de la formulación y de los cálculos necesarios para que todo salga bien, pero sí es cierto que cuando haces una cosa desde cero, la pruebas y te gusta, te da muchísimo orgullo", relata.

Pistacho puro, Marrakech (hecho con almendra, pistacho y miel), tarta de queso, milhojas con dulce de leche o caña de chocolate son algunos de los sabores que el granadino ha formulado desde cero, enfocado siempre en la calidad por encima del coste. Aunque todos son una obra maestra, hay uno que, sin lugar a dudas, califican como su creación estrella: "El turrón es nuestro número uno... no solo por nuestra vinculación sentimental con Jijona, sino también porque lo hacemos con trocitos de turrón, como se hacía antiguamente".

Con una producción diaria de entre 200 y 300 litros de helado en temporada alta, el principal reto que afrontan es sacarlo todo adelante sin maquinaria industrial: "En veranos se nos hace un poco cuesta arriba, pero trabajamos intensamente para lograrlo". Es este compromiso el que diferencia su establecimiento de otros en la zona: "Ofrecemos siempre helado fresco, con un máximo de 48 horas desde su elaboración y con ingredientes puros. No son helados que llevan un año en un congelador", explica el apasionado heladero.

Los heladeros Alejandro Reyes y Prado Zamora, pareja.

Los heladeros Alejandro Reyes y Prado Zamora, pareja.La Voz

Aunque el verano es el momento de su gran cosecha, el invierno tampoco los encuentra con los brazos cruzados. La heladería continúa viva gracias a sus desayunos caseros y a un público fiel que no entiende de estaciones: ingleses, alemanes y belgas que han hecho de Vera su hogar durante todo el año. "Son personas que, a las doce de la mañana, se están comiendo una copa de tres bolas en una terraza después de la tostada", cuenta, entre risas, Alejandro Reyes, que asegura mantener con ellos una relación cercana y cordial.

Abiertos en tres lugares distintos -Vera pueblo, Puerto Rey y Las Marinas (en el Paseo Marítimo de Vera)- y con un extenso horario que va desde las 8.00 hasta las 2.00 horas, todos sus productos son caseros y elaborados con mimo. Con una expansión así y con clientes cada vez más satisfechos, su ilusión no para de crecer: "Nos gustaría montar un obrador más grande y meternos, sobre todo, en el tema de la restauración, pero de momento vamos a ir pasito a pasito, porque no queremos perder la calidad de nuestras recetas", concluye con la sabiduría de quien nació para el oficio.

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