La Voz de Almeria

Adra

Semilleros Los Crespos: de 5.000 metros a ser un gigante de la agricultura

La empresa familiar con más de 3 décadas de trayectoria pasó de 4 trabajadores a tener más de 200 en la actualidad

Jesús Crespo, gerente de la empresa en las instalaciones del Semillero Los Crespos.

Jesús Crespo, gerente de la empresa en las instalaciones del Semillero Los Crespos.Marina Ginés

Marina Ginés
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En Adra, como en todos los pueblos, hay una serie de iconos que, tan solo con verlos, saborearlos o olerlos, te transportan directamente a esta ciudad milenaria. El aroma a salitre al poner un pie en su tierra, la majestuosa torre de los perdigones que se alza en uno de los puntos más altos, vigilando la vida de los abderitanos, las chimeneas de la antigua azucarera, o el logotipo de una de las empresas agrícolas más relevantes de la localidad: Semilleros Los Crespos, que, por cierto, utiliza la torre como parte de su imagen.

Después de tres décadas de crecimiento, Semilleros Los Crespos es sin lugar a dudas el estandarte de la agricultura abderitana. Incluso sin tener relación directa con el sector agrícola, basta con dar un paseo por las calles de Adra para ver en los toldos de casi todos los camiones el inconfundible logotipo de Los crespos con su Torre de los perdigones tras una planta. Y si te fijas bien, notarás que en los chalecos de muchos de los vecinos o en las camisetas de los trabajadores de los invernaderos, ese nombre también está presente.

Pero como bien sabemos, Roma no se construyó en un día, y lo mismo sucede con esta empresa agrícola. La historia de Semilleros Los Crespos comenzó hace más de 30 años.

Una historia, que pocos, por no decir ninguno, de los abderitanos no conocen. Los vecinos los describen como un verdadero referente de trabajo, esfuerzo y dedicación. “Empezaron de la nada, y mira lo que han conseguido ahora”, es una frase que resuena constantemente cuando preguntas por el semillero más famoso de Adra.

Los comienzos no fueron fáciles

El hijo del fundador y actual gerente, Jesús Crespo, no puede evitar emocionarse al recordar aquellos primeros días. “Fue en 1991 cuando comenzamos esta aventura”, dice con lágrimas en los ojos. Lo que empezó como una idea humilde hoy día es un referente agrícola no solo en Adra, sino en toda Almería, y ha conseguido trascender fronteras.

La historia de Los Crespos comenzó con la ilusión de dos familias: Joaquín Crespo y María Luisa Morales, junto a Salvador Beciana (catalán) y su esposa  Pepa Gutiérrez que además era prima hermana de María Luisa. El catalán que conocía poco o nada la idiosincrasia de Adra en aquellos años, inicialmente propuso abrir un camping, idea que no convenció a Joaquín, agricultor de toda la vida y padre de Jesús. Joaquín lo tenía claro: hacía falta un semillero en Adra. “Fue idea de mis padres. En Adra no había prácticamente semilleros y empezaba a haber un auge en la inversión agrícola. Así fue como, poco a poco, fuimos creciendo”.

A penas dos años después de la apertura del Semillero, Salvador Beciana, decidió invertir en otros negocios. “Estábamos en una etapa difícil y él optó por otro camino. Le compramos su parte, y nosotros seguimos adelante”, recuerda Jesús.

Comenzaron con 5.000 metros y un equipo de apenas cuatro personas: su madre, su padre y sus hermanos. Hoy, esa cifra se ha multiplicado por doce, con 60.000 metros cuadrados y más de 200 trabajadores. “Los horarios cuando empezamos no existían. Trabajábamos de sol a sol, de lunes a domingo. Empezamos sin saber casi nada de plantas, éramos agricultores, y poco a poco fuimos aprendiendo”.

El camino no fue fácil y el primer gran obstáculo llegó cuando apenas llevaban un año abiertos. “En 1992 sufrimos nuestra primera gran crisis. Recibimos un camión de turba de Finlandia en mal estado, justo cuando estábamos en plena campaña de injerto de sandías. Fue uno de los peores momentos, éramos pequeños y la gente empezaba a confiar en nosotros. Aquel golpe fue duro, y la empresa de la turba no se hizo cargo de las pérdidas. Pero, a pesar de todo, logramos salir adelante. Esa experiencia, que ahora sabemos cómo manejar, fue una lección importante”, cuenta Jesús.

Reinventarse o morir

A lo largo de los años, Semilleros Los Crespos ha sabido reinventarse y evolucionar. “La agricultura ha cambiado radicalmente en estos 30 años. Si no te actualizas, mueres”, afirma Jesús con convicción. Hoy en día, las instalaciones cuentan con la última tecnología, como naves multitunel, con ventanas mariposa, trenes de riego, unas instalaciones que permiten un control perfecto de las condiciones climáticas para cada planta. Las salas de injerto, las de germinación, y hasta una especie de “UCI” para las plantas son prueba del cuidado extremo que se dedica a cada detalle.

"Este ha sido un proceso continuo de innovación. He viajado varias veces a Holanda y Francia. Trajimos a los mejores técnicos agrícolas. Uno de nuestros técnicos más queridos venía de Francia, especializado en riego y nuevas tecnologías. El modelo agrícola de Almería no tiene igual en el mundo. Nos han visitado desde Australia, Israel, Canadá y Centro Europa. El clima y las condiciones de nuestros invernaderos de ‘Raspa y amagado’, hacen que nuestros productos tengan un sabor y calidad incomparables, algo que no logran ni en los países donde usan tecnología más avanzada”, destaca Jesús.

Jesús explica que fue a partir del año 2000, cuando se comenzó a modernizar la estructura agrícola en la provincia y Semilleros Los Crespos creció a la par. En 2002 se construyó la primera nave multitunel de hasta 11 metros de altura. “Pero no fue hasta 2010 cuando dimos el gran salto, convirtiéndonos en una gran empresa con instalaciones más modernas”, recuerda.

De la mano del agricultor

Este proceso de crecimiento no solo ha sido propio, sino que ha ido de la mano de los agricultores, y, según Jesús, "si ellos crecen, nosotros crecemos". Semilleros Los Crespos hoy cuenta con más de 3.000 clientes fijos, y su clientela no solo está en Adra o Almería, sino que exportan a Castilla-La Mancha, Sevilla o la costa de Granada.

Pero, ¿por qué Los Crespos? ¿Qué hace que los agricultores vuelvan una y otra vez? La respuesta es clara y unánime: “Porque son los mejores. Nadie cuida la planta como ellos. Puede haber problemas, pero la calidad y la raíz de sus plantas son insuperables”, aseguran sus clientes.

Es fácil entender por qué cuando se visitan las instalaciones. El mimo y cuidado con que cada planta es injertada o despuntada es digno de un verdadero artesano. Jesús no escatima elogios para sus trabajadoras, en su mayoría mujeres, quienes hacen de Semilleros Los Crespos una gran familia. Él mismo pasea por la empresa con una sonrisa, saludando a cada trabajador por su nombre y preguntando por su día.

Y es que, a pesar de haberse convertido en una gran empresa, Semilleros Los Crespos no ha perdido esa esencia de empresa familiar, donde los trabajadores siguen siendo los vecinos de toda la vida.

De cara al futuro, el objetivo es seguir creciendo, apostando por la I+D+I. “Lo que buscamos es ofrecer la mejor calidad de planta. El agricultor quiere calidad y buen servicio, y eso es precisamente lo que queremos brindarles”, concluye Jesús, con la determinación de quien sabe que el camino continúa.

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