La Voz de Almeria

Provincia

“Cuando pasábamos por su lado, los nueve ocupantes de la patera nos aplaudían”

“Cuando pasábamos por su lado, los nueve ocupantes de la patera nos aplaudían”

Publicado por

Creado:

Actualizado:

La imagen de tres personas, alzando los brazos por encima de olas de tres metros, ha quedado grabada en la retina de Salvador Piquer para siempre. También en la de sus compañeros de tripulación en el velero Marobe -Cristina Campos, José Manuel Lechuga y Paco Álvarez-, que el pasado 11 de agosto salvaron a nueve inmigrantes al encontrar su patera, una zodiac sin motor, a la deriva en el Mar Alborán, a 17 millas de la costa almeriense.



Fue Salvador, el armador, el que primero avistó la patera: “Estábamos de relax, después de haber comido, con el piloto automático, con un viento de 16 nudos, olas de tres metros, pero iba el barco muy bien acompasado, hasta surfeando en las olas; y entonces veo tres figuras humanas con los brazos levantados”. Inmediatamente vuelve a perderlos pero está seguro de que su vista, operada precisamente poco antes, no lo había engañado. “En 10 segundos el barco ha andado 500 metros por la velocidad a la que íbamos y por eso, asimilas la información, aunque no sabes dónde”.



“Gritó: ¡He visto a alguien!, y entonces cogimos los prismáticos; los cogí yo”, continúa el relato Paco Álvarez, “y los vimos, creímos que eran subsaharianos pero eran magrebíes, hablaban francés”. La patrona, Cristina Campos, les avisó: “Si vamos, esto va para largo”. No lo pensaron más. La propia Cristina avisó por radio a Salvamento Marítimo. “Me dijeron que los mantuviéramos localizados, a una distancia prudencial”.



No hubo más instrucciones pero los cuatro marineros sabían perfectamente cómo obrar: “Sabíamos que no podíamos echarles un cabo, que se ahogarían si alguno se caía al mar, por la fuerza de la corriente, que no les podíamos dar agua...”, cuentan. Hablan de aquella espera, la de la llegada del dispositivo de salvamento atropelladamente, incluso se contradicen en las impresiones, en los detalles. Cada uno de ellos vivió una experiencia única, cada uno de ellos tiene su propia aventura.



Tras acercarse y calmar a los inmigrantes (“les señalábamos el norte y les decíamos: el agua -‘eau’- vendrá de allí”, dice Paco), trabajaron para que el Marobe no se alejara de la patera. “Éramos los únicos que podíamos dar su ubicación exacta, no podíamos perderlos”, aclara el armador.



Fueron tres horas de maniobras continuas, -“el motor no deja la embarcación tan estable”-, con un trabajo físico muy duro, hasta que llegó la patrulla de la Guardia Civil. “Estos chicos se portaron muy bien. Cuando acabábamos la maniobra Salvador, a quien encargué que los tuviera controlados, me decía “¡los he perdido!”, y yo le contestaba que iban a aparecer por la proa y así era”, sonríe la patrona.



Fueron tres horas en las que los inmigrantes pedían agua, los miraban suplicantes, alzaban los brazos. “Cuando pasábamos cerca, a 20 metros, nos aplaudían”, recuerda por su parte Juan Manuel Lechuga. Aplaudían la tranquilidad de saber que habían sido salvados. Aplaudían la heroicidad de estos cuatro almerienses que ya no pueden borrar la imagen de los nueve hombres que salvaron del mar.

tracking