Garrucha salva un pedazo de su historia sentimental
Después de 145 años de presencia constante en la villa, se convertirá en una reliquia como reclamo para visitantes

Faro en Las Escobetas de Garrucha, donde llegó procedente de Villaricos en 1881, siendo sustituido en 2021 por el del Moro Manco de Mojácar.
Garrucha ha salvado su faro, no el suelo donde se ha solazado durante 145 años y que es un apetitoso botín que se embolsará la Autoridad Portuaria de Almería que preside Rosario Soto. El Ayuntamiento no ha podido hacer revertir la propiedad de la cotizada parcela del faro, situada frente al mar, puesto que Puertos del Estado ha hecho valer la escritura de propiedad en su poder, aunque en realidad se trató de una cesión municipal gratutita -aunque entonces Garrucha carecía de un término municipal deslindado de Mojácar, administrativamente tenía jurisdicción sobre el lugar- hace más de un siglo a la extinta Dirección General de Señales Lumínicas. En un principio, el consistorio garruchero que preside Pedro Zamora hizo la petición para recuperar la parte edificada donde estuvo el faro y la casa del farero, de aproximadamente 350 metros, pero Puertos del Estado no ha aceptado la petición.
Lo que si conservará Garrucha es su faro, una atalaya de luz que forma parte de la historia sentimental de la villa y que será instalado como reclamo turístico en el nuevo Paseo Marítimo que se ha diseñado entre el Castillo de Jesús Nazareno (siglo XVIII) y la gasolinera.
Con el desarrollo urbanístico del municipio de la gamba roja, el faro quedó opacado imposibilitando su labor como señal marítima, por lo que dejó de prestar servicio a la navegación en septiembre de 2021, siendo sutituido por el faro de Mojácar, una nueva baliza ubicada en ese mismo año en el Cerro del Moro Manco. Tras desafectar los terrenos, la Autoridad Portuaria de Almería procederá a iniciar la subasta de la parcela que mide 4.522 metros, de los cuales 349 corresponden a la antigua casa del faro y al faro en sí, localizada en un sitio excepcional por su proximidad a la playa y que hace que pueda de ser de interés para la promoción de un residencial y de un futuro hotel, sobre los que ya hay algún grupo interesado
Garrucha pierde así el solar del faro, pero se queda con el artefacto luminoso, el mismo que fue trasladado desde Villaricos, al estar situado en suelo pantanoso, junto con un primer torrero en 1881. El faro ha estado ahí, siendo guía de navegantes con su mecha de parafina, a las buenas y a las malas, con los levantes y las calmas, desde los tatarabuelos de los actuales garrucheros que ahora lo verán convertido en reliquia.