A unos 80 kilómetros al sur de Adra, en la provincia de Almería, se encuentra un islote con unas dimensiones mínimas: 576 metros de longitud por 239 metros de anchura y unos cinco kilómetros de superficie, lo que le da la forma triangular. Es más, viene tajada a pique por su parte meridional, algo menos por la septentrional y con un islotillo cercano de piedras, como a 100 metros de su extremo nordeste. 

La Isla de Alborán, de origen volcánico y anclada en el Mediterráneo, se presenta rasa y rojiza, con una altura máxima sobre el nivel del mar de 15 metros. Tanto es así, que destaca perfectamente del horizonte con tiempo claro, por lo cual, en buenas circunstancias, se puede ver a una distancia de unos veinte kilómetros. 

Se reconoce por la noche, por la luz, y de día, por la torre del paro. Carece de agua y su vegetación se reduce a higueras, tomillo y corimbo. Sin embargo, la pesca es muy abundante en sus aguas. Fue a partir del año 1860 cuando se estableció allí el Torrero del Faro y un ayudante, siendo durante muchos años sus únicos habitantes. 

De hecho, existe un cementerio aunque solo con tres tumbas: la de doña Isabel Espinosa Heras, suegra de un farero, fallecida en 1910 a los 90 años; la de doña Antonia Fernández de Somavilla, esposa de un farero, fallecida en 1920, y una tercera que se supone del aviador alemán Gerhard Schreiner que, habiendo sido derribado en combate en las inmediaciones de Alborán en agosto de 1943, fue arrastrado por las corrientes hasta la isla.

La Isla de Alborán, clave en el control marítimo

Actualmente, no existe un destacamento permanente en la isla por parte de la Armada, aunque con una periodicidad aproximada de un mes, se constituye un destacamento rotativo compuesto por infantes de marina o personal de la Armada, que permanecen en la isla en la isla entre dos y tres días para realizar acciones de mantenimientos y limpieza e intentar evitar acciones ilegales que deterioren en medio ambiente y expolien la flora y la fauna existentes. 

Cabe tener en cuenta que la ubicación de la isla es clave para el control del tráfico marítimo entre el mar Mediterráneo y el océano Atlántico, especialmente cerca del Estrecho de Gibraltar. Esto le da un valor estratégico para la defensa, vigilancia y control de rutas marítimas.

A todo ello se le añade que en la isla también hay un faro, el cual lleva en funcionamiento desde el siglo XIX, y es un punto de vigilancia para operaciones de búsqueda y rescate, lucha contra el narcotráfico, control de inmigración irregular, y protección del medio marino. 

Además, cuenta con un  barracón destinado a gimnasio, despensa y otros usos, dos reducidos muelles y una pequeña estación sismográfica, ya que se encuentra en una importante zona sísmica donde tiene su epicentro un gran número de seísmos de baja intensidad, además de un helipuerto.

El origen de su nombre

Debe su nombre Alborán al pirata tunecino apodado Al-Borany (2), que utilizó la isla como base para el asalto de navíos mercantes y para sus ataques a las costas peninsulares, si bien los musulmanes también la han denominado ombligo del mar.

Aparece ya en antiguas cartas de navegación como punto estratégico, fondeadero, zona de descanso y encrucijada en las rutas comerciales que unían Europa y África.