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Los 190 años del BOP: de crónicas friquis a official journal

Boletín Oficial de la Provincia de Almería.

Boletín Oficial de la Provincia de Almería.La Voz

Juan Antonio Cortés
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-¿Alfonso Jódar?

-Al aparato. ¿Quién eres?

-El del Barça.

-Ah, dime.

Alfonso Jódar ha estado 50 años trabajando en el Boletín Oficial de la Provincia. Cuando en 1964 la Diputación asume la edición del BOP en la recién nacida Imprenta Provincial, había en el Hogar Provincial dos hermanos muy pobres, pero ávidos de aprender. Eran los Jódar: José y Alfonso, que, junto a otros dos hermanos más, vivían desde pequeños en la vieja casa de los desfavorecidos de la Carretera de Ronda.

La Diputación acababa de implantar tres nuevos servicios. A Alfonso le gustaba más la imprenta que la panadería y la carpintería, así que entró de aprendiz con 16 años. Sus formadores eran los veteranos oficiales de la Imprenta Ibáñez, que hasta los 60 editaban el BOP. Así se gestó la historia de amor de aquel joven que, a los 17 años, abandonó el Hogar -“mi casa”- y llegó a ser uno de los mejores impresores –hoy, diseñadores gráficos- de toda España.

El antecedente del Boletín Oficial de la Provincia (BOP) fue el Boletín del Gobierno Político Superior de la Provincia de Almería, del que la Hemeroteca Sofía Moreno Garrido guarda varios números. Esta fuente documental, junto al Diario de las Cortes, es de una valiosa historicidad toda vez que ha contribuido a confirmar la fecha de creación de la Diputación. Según el historiador Andrés Sánchez Picón, fue en 1822, durante el Trienio Liberal, cuando emerge la provincia y sus primeras instituciones.

Del primer número que se conserva del BOP, que fue el tercero de cuantos se han editado en estos casi dos siglos, se rescata un discurso pronunciado por la reina gobernadora en la apertura de las Cortes Generales del Reino. Era el 28 de julio de 1834. Lunes. El segundo número digitalizado nos retrotrae al viernes, 22 de agosto de 1834. Aquel Boletín Oficial de la Provincia de Almería publicaba un artículo de oficio del Gobierno Civil, anuncios de servicio público y breves crónicas de sucesos.

Crónicas labradas con un lenguaje a caballo entre el romanticismo pastoril y el barroco más ornamental: un punto en doce líneas: “En la tarde del 18 del corriente ha arrojado el mar en la playa de esta ciudad, al lado izquierdo de la cruz, un trozo de cuerpo humano que constaba desde la cintura hasta las rodillas, cuyas carnes por una larga maceración estaban reducidas a una especie de masa pulposa (...)”.

La protección del anonimato no era un asunto público. El 6 de junio de 1835 se publicaba en el BOP el estado de cuentas que el Ayuntamiento de Almería manejaba para alimentar a los “pobres presos” de la Real Cárcel. El documento incluía el nombre de los reclusos y hasta las libras de pan que les dieron. A veces se lanzaban edictos con cosas tan curiosas como las subastas judiciales: desde un par de candeleros de plata o un torno de fideos hasta un marchal de pencas en el Barrio Alto. A veces se perdía un burro o una mula. O los robaban. Los robos de animales de trabajo eran más que habituales.

Que el lenguaje se alejaba de lo inclusivo –en el BOP y en el resto de medios de la época- lo demuestra el uso de términos hirientes como subnormal o loco, empleados hasta bien entrada la década de los ochenta de este siglo:

-1930, marzo: “(...) una de las mujeres a que se haya conferido la tutela del marido, loco o sordomudo”.

-1967, julio: “(...) se cita a Antonio, de 18 años, soltero, hijo de Juan y de Juana, subnormal, vecino de Laroya”.

-1984, septiembre: “Aprobar solicitud de ayuda económica de Don Francisco para dos hijos, uno subnormal y otro minusválido”.

El BOP –como el resto de boletines provinciales-, constituida la división geopolítica de España, nace desde la idea de vertebrar toda la información oficial: desde actas de gobierno o artículos de oficio, noticias de las Cortes, hasta la informaciones más friquis que imaginarse puedan, anuncios de interés general y particular, farragosas leyes y el último listado de morosos.

En realidad, los boletines de provincias fueron la consecuencia evolutiva de las viejas gacetas del siglo XVII, emisarias del estamento real. Una Real Orden de 1833 dejaba muy claro el propósito de partida de estos boletines.

-“(...) deseoso el Rey nuestro señor de proporcionar a sus amados vasallos todos los alivios que sean compatibles con las atenciones del servicio (...) se establecerá en cada capital de provincia un diario o boletín periódico (...)”.

Fue con la Real Orden de 20 de abril de 1833 cuando se crearon los Boletines Oficiales de la Provincia y, en virtud de las Reales Órdenes de 1856 y 1871, la edición es asumida por las instituciones provinciales. Es a partir de la Ley 5/2022 cuando el Boletín Oficial de la Provincia pasa a ser competencia propia de las diputaciones, a las que corresponde no solo su edición, sino también su gestión.

Con el paso de las décadas, la fortaleza y variedad de la prensa privada hizo que los boletines renunciaran a la información local y se dedicaran en exclusiva a publicar asuntos oficiales y legislativos. Nada es oficial hasta que no se lee en el BOP.

Las oficinas actuales de la Diputación, con sus cuatro empleados, están en la planta baja del Palacio Provincial, el pequeño reino del medio de comunicación más viejo de la provincia. Alfonso, experto artesano de la vieja imprenta, tuvo que lidiar después con el advenimiento de los ordenadores, pero aquella evolución ya no era la suya. He aquí una sala-redacción donde habita un óleo. Es una puesta de sol. De Alfonso. Encarna el atardecer de su vida, que ha sido el amanecer de su otra pasión: la pintura.

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