Identificados siete adolescentes que llegaron a comprar droga en pleno registro de la Policía Nacional
‘Reventar’ un punto de venta de droga es mucho más que tirar a golpe de estilete la puerta de una vivienda. Los agentes necesitan semanas de trabajo y vigilancia para detectar a los narcos, identificar sus rutinas y poner rostro a sus entornos, tanto a los toxicómanos como a los posibles ‘aguadores’. No basta con acceder al inmueble, hay que asegurarse de encontrar el estupefaciente para poder sostener así las acusaciones ante el juez.
Buen ejemplo de la compleja naturaleza de las intervenciones es la última operación realizada por la UDYCO de la Policía Nacional, una actuación que deja diez arrestos y la localización de 2,2 kilos de cocaína de gran pureza, medio kilos de hachís y 900 gramos de marihuana.
Los agentes fijaron los puntos de distribución y los pisos francos usados por la banda en Almería y Roquetas de Mar. En total se han registrado siete viviendas, cuatro de ellas en la capital. En una de las propiedades los agentes destaparon un auténtico laboratorio de tratamiento, corte y adulteración de la cocaína, clave para el abastecimiento de los pequeños traficantes asociados a la organización.
Una vez alertados sobre la ubicación de los ‘puntos’, el siguiente paso era identificar a los miembros de la banda. Dos de ellos están hoy imputados como cabecillas, un ciudadano español aficando en el Parador y reseñado con las iniciales F. J. A. S. de 26 años y un colombiano asentado en la capital identificado como Y. F. L. A. de 27 años. “Ambos se encargaban de la compra conjunta de grandes cantidades de cocaína que luego distribuían a los distintos puntos de venta del estupefaciente”, explica la Policía Nacional.
Compradores
Así pues, localizados los puntos y sus presuntos responsables, los agentes debían blindar los registros judiciales con discretos dispositivos de vigilancia. Fue entonces, en esta fase de la operación, cuando la investigación se topó con una sorpresa. Según la Policía Nacional, entre los compradores de la droga detectaron a siete adolescentes procedentes de un centro de enseñanza secundaria cercano a un ‘punto’ (a sólo diez minutos del centro de la ciudad).
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