Adra rinde homenaje a Paco Campoy en Miramar
El carismático expresidente de la AD Adra será reconocido y homenajeado este domingo

Francisco Campoy.
Francisco Campoy Lloret es un símbolo del fútbol abderitano, emblema eterno del ascenso por primera vez de la Agrupación Deportiva Adra a categoría nacional. Presidente de corazón. Llegó con la ilusión por bandera, con ese impulso adolescente del que se siente imparable. Fue un constructor de almas. Un hombre bueno y que tuvo que pagar un alto peaje para hacer felices a los demás junto a una Directiva que hizo lo que pudo. Se dejaron la piel y algo más.
No se le puede poner pegas a la ilusión con la que llegó al Adra, Paco Campoy. Se dejó mucho salud por el camino y mucho, muchísimo dinero. Apenas casi nadie arrimó el hombro o le llamó para ofrecerle algo. Muchos creyeron que llegaba el mago de la lámpara y solo se preocuparon en decir que con su llegada, todo estaba solucionado. ¡Qué bien se dispara con pólvora ajena!
Fichó a Antonio Parrilla, un icono de una época inolvidable que creyó en él con los ojos cerrados. En su primera aparición radiofónica (Radio Gaviota) prometió que el club abderitano iba a ser grande, y consecuentemente iba a serlo el equipo, al cual pensaba situar a la misma altura que la ciudad.
La historia, con más o menos verosimilitud, comienza en el verano de 1988 para después en 1991 asumir la presidencia y con un objetivo único: devolver al equipo a Tercera División veintiún año después. Lo consiguió primero con Antonio Parrilla y después con Juan Antonio Román en el banquillo, una profunda remodelación de la plantilla y un juego práctico y efectivo.
Con él como "Presi", y en cada visita del Adra a campo rival, era declarado "Día del Club". Llevaba a más público a Miramar que todos los campos juntos de Almería en una jornada futbolística. Pero no nos engañemos, en lo económico, no daba para tanto pagar mensualmente a una plantilla costosa. Ese es el problema general en el aficionado al fútbol, que por ganar, cree que todo va bien.
Créanme, Paco Campoy se merece éste homenaje y cien más por todo lo que aportó. Fue fiel y comprometido. Habrá otros que se lo merezcan, quizás, pero hoy toca Campoy.
Cambió la historia dos décadas después con unas gradas petadas que parecían manicomios. ¿Cuánto dinero puso de su propio bolsillo? Si les pongo la cifra le da a más de uno un yuyu.
El domingo, todos a Miramar, el "Presi'' Campoy se lo merece.
Yo solo soy un sufridor más de aquella época.