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“Somos más una herramienta para los familiares que para los desaparecidos”

Imagen de Joaquín Amills padre tras la charla mantenida con él. Foto Ricardo Alba

Imagen de Joaquín Amills padre tras la charla mantenida con él. Foto Ricardo AlbaLa Voz

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¿Qué se le puede decir a una madre, a un padre, que no sabe nada de un hijo desde hace diez años y medio, con la permanente interrogación de si vive, si ha fallecido? ¿Qué se le puede decir a este padre que te mira fijamente con actitud serena? Nada. Faltan palabras de consuelo. Intentas ponerte en su lugar si la razón obedece. Si el vértigo no te derriba.


Esta página podría llegar a percibirse borrosa, o con las líneas quebradas, o con paladar insano, o con un nudo entre puntos y comas, aunque sin duda, no le quepa ninguna, acaba con caligrafía de esperanza. Esta página habla de desaparecidos, de personas que salen de casa un buen día y se ‘esfuman’ para siempre o casi, hay excepciones. Esta página recoge en primera persona del plural el punzante dolor de tantas y tantas familias como la de Joaquín Amills, cofundador y presidente de la Asociación SOSDESAPARECIDOS, padre de un hijo desaparecido en el año 2008. ¿Cómo se puede vivir cuando un hijo, un familiar, desaparece de la noche a la mañana? Este es su relato:


Joaquín Amills aguarda unos segundos antes de responder como si quisiera asegurarse de que voy a comprender lo que me diga y que luego pueda contarlo: “mira, lo peor para el ser humano es no saber la verdad. Odiamos la mentira y la verdad va vinculada a la Justicia, a la Libertad, al Amor. En el caso de las familias con desaparecidos lo que nos falta es la verdad; lo que nos atormenta es la falta de la verdad, esa falta de verdad nos lleva a miles de preguntas sin respuesta. Desde el primer minuto aprendemos a sobrevivir porque nadie nos ha preparado para esto”.


Y aquí uno se pregunta cómo se soporta este desgarro, cómo se sobrellevan estos jirones de vida. “A veces”, continúa Joaquín, “en los peores sueños, tenemos la pesadilla de que se muere un ser que amamos. La verdadera pesadilla es que veamos a un hijo salir por la puerta, a un esposo, una esposa, un padre, una madre, y nos quedemos con este recuerdo porque es como si la tierra se lo hubiera tragado. Aparece la imagen de la soledad, la de los desaparecidos y también de la familia, que desaparece.”


Busco una excusa. Es necesario un respiro ¿Un café, Joaquín? Sí, con leche, por favor. Para mí, una tila doble. ¿Y después, Joaquín? “Pues…, mira, hay que pasar un duelo, que es un duelo congelado porque no tiene punto final. Las preguntas de cómo, cuándo y dónde, no tienen respuestas, es un duelo que se hace perpetuo. Nosotros, en la Asociación, cuando vemos que la desaparición puede ser de largo alcance, meses o años, intentamos preparar a la persona, a la familia, de lo que va a suceder porque lo hemos vivido. Muchas veces digo esta frase de las Sagradas Escrituras: ‘San Pedro con un discurso convirtió a tres mil y nosotros con tres mil discursos no convencemos a uno’. ¿Por qué? Lo que hacemos es contar lo que nos cuentan, pero no testimoniamos. Cuando pones una semilla, cuando las palabras entran en el corazón es cuando escuchas testimonios, no contar lo que otros nos cuentan. Tú (por mi) estás teniendo un testimonio porque te estoy hablando en primera persona de algo que yo estoy viviendo. Y puesto que hemos vivido todo esto, intentamos encauzar ese duelo que está congelado. Tienes la fase de la negación, te niegas a lo que estás viviendo, no puede ser que la persona que amo haya desaparecido. Hay gente que queda anclada en esta negación. Luego viene el enojo, la ira con todo el mundo que te rodea, es una rabia constante, tu psiquismo no puede vivir de esa forma e intenta compensarlo con la negociación: todos son malos menos uno, ya sea policía, periodista, familia…, siempre menos uno que sí puedo contactar con él. Intentas un equilibrio, y al final terminas asumiendo tú las culpas: todo lo que pasa es culpa mía, si yo hubiera hecho…, si yo hubiera dicho…, si me hubiera dado cuenta…, es la manera cómoda para tu psiquismo de que no haya respuesta, la respuesta no te va a atacar”.


Hemos hablado de tres fases Joaquín, y ¿luego? ¿Qué sucede después? ¿Se cree en algo o se deja de creer? Disculpa la indiscreción, ¿eres católico? “Te respondo primero que después viene el miedo, el dolor. En esta fase, el dolor rompe porque no hay explicaciones. Al contrario que en las fases anteriores, en esta deseas que llegue la noche, en la noche no esperas nada, estás tranquilo e intentas que no se haga de día, es el miedo a que sea un día más de decepción, de frustración, de esperar para nada, y esta etapa es tremenda. La gente que se queda aquí anclada lo pierde todo, todo el entorno, es desaparecer junto con el desaparecido. Y, sin embargo, debemos encauzar la energía a la aceptación. Cuando le hablo a una familia de aceptación se niegan, no pueden aceptar que un familiar haya desaparecido y no lo vuelvan a ver. Es humano, es comprensible. Lo que digo es que se acepte que esto ha pasado, que aceptes que tu eres la voz, la luz, el oído, la presencia de la persona que ha desaparecido. Si te hundes, si te escondes, nada tiene sentido. Hay gente que se quiere morir para no sufrir dolor y, al contrario, hay gente que no quiere morir hasta saber la verdad”.


Si quieres dejamos de lado si eres católico o no, como prefieras, no es mi propósito entrometerme; quiero saber si quien cree en algo, lo que sea, encuentra sosiego, estímulo, ayuda. “Podemos hablar de todo. Soy católico, pero una de las grandes decepciones que sí me han dolido es que la parte humana católica, no la divina, me ha defraudado. Pienso que cuando se está comprometido con una identidad cristiana, católica, y crees firmemente en ello no haces distinciones entre lo divino y lo humano. Cuando lo pasas mal ves que la parte humana..., me quedo con la divina”.


Parezco mudo, me he quedado afónico de mi propio silencio durante el relato de Joaquín. Me gustaría decirle que hay futuro por delante, pero ¿qué futuro puedo proponerle? ¿Qué sólo ganan los que pelean? Eso él ya lo sabe. Igual sabe que para él ha cambiado muchísimo su vida, sus valores. Ya no importa la profesión, lo laboral, la economía y, ahora mismo, lo que me importa es la familia, los otros dos hijos. Para Joaquín es fundamental el apoyo de su mujer, Patricia Raquel Cabrera, psicóloga, responsable del Área de Psicología de SOSDESAPARECIDOS, “es quien me ayuda a llevar, a soportar el dolor. Es una persona emotiva, sensible, con el don para entender al semejante”.


Hoy en día es tremendamente difícil que una persona desparezca por su propia voluntad durante mucho tiempo. Primero porque los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado comparten la misma base de datos, antes cada cual tenía la suya. Que hoy día una persona viva sin usar el carné de identidad, de conducir, sin visitar al médico, sin utilizar sus datos…, es casi imposible, en algún momento dejará su huella y en ese momento saltarán las alarmas. Y sucede, porque Joaquín sabe que sucede, que hay personas localizadas que no quieren que su familia sepa dónde está. Y está en su derecho si es mayor de edad. La Policía u otro Cuerpo comunica a la familia que esa persona que creían ilocalizable está en buen estado. Nada más. Ni lugar, ni fecha…, nada. Se trata de respetar la voluntad de las personas.


Joaquín, Joaquín Amills, que conoce el dolor de no saber qué sucede con una persona, piensa que es preferible decir ‘adiós, me voy, que te vaya bien, no volverás a saber nada de mí’, o lo que es lo mismo, despedirse antes de tomar una decisión que causa mucho sufrimiento. Hablamos, habla, de “que podrá haber personas que se hayan integrado en sectas. En España más de quinientas mil personas pertenecen a sectas. Policía, Guardia Civil, trabajan en ello y, sin embargo, la propia identidad de una secta hace muy difícil saber si son comunas. La gente piensa que lo de las sectas es cuestión de unos pocos y que son tontos. Ni mucho menos. Son personas muy inteligentes. También puede haber gente retenida, que esté manipulada, influenciada… No forzosamente los 14.000 desaparecidos están fallecidos, sí un porcentaje muy alto”.

SOSDESAPARECIDOS


Dejamos de hablar con Joaquín Amills padre. Falta espacio para conocer de primera mano con Joaquín Amills, presidente de SOSDESAPARECIDOS, la génesis y funcionamiento de la Asociación. Lo haremos en breve.


Al comienzo de estas líneas quedó fijado el propósito de poner el punto y seguido (la materia da para un libro) con caligrafía de esperanza. Con permiso del director, aquí la tienen por si de algo les vale, ojalá no la necesiten: http://sosdesaparecidos.es; sosdesaparecidos

.es; Joaquín Amills 649 952 957 y 642 650 775.

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