Cuando “no existía” la conciliación: la lucha de unas madres por una guardería en la UAL
En el artículo de hoy queremos reconocer la lucha de las madres a lo largo de la historia para conseguir la conciliación

Vista de satélite de la guardería de la UAL recién inaugurada en 2006
Hace apenas dos décadas, el concepto conciliación no estaba tan extendido como hoy. La necesidad sí existía —siempre lo ha hecho— pero ni las entidades públicas y privadas, ni la sociedad, lo habían asimilado para ponerle un remedio. Aunque a lo largo y ancho del mundo sí que iban existiendo iniciativas, anónimas y muy locales, que luchaban por conseguir ese equilibrio entre vida familiar, trabajo y ocio.
Historias como la de un grupo de jóvenes madres almerienses que se movilizaron para conseguir que en la Universidad de Almería hubiese una guardería en la que poder dejar a sus hijos para sacarse sus carreras. Sus acciones fueron la base para que unos pocos años después, en 2006, la guardería de la UAL se convirtiese en la primera de sus características en todos los campus de Andalucía.
En primera persona
"Empecé la carrera embarazada. Mi hija nació justo el Día de la Mujer, un 8 de marzo de 1999", nos cuenta una de aquellas mujeres. "Durante los primeros meses era complicado, pero factible. Sin embargo, cuando nació mi hija, aquello se convirtió en una verdadera carrera de obstáculos". Nuestra protagonista recuerda cómo durante un año se desplazaba desde su pueblo, a casi 100 kilómetros de Almería, viajando de madrugada en autobús solo para asistir a las clases obligatorias, mientras su pequeña quedaba al cuidado de su madre.
La situación no mejoró al comenzar el siguiente curso, cuando consiguió una plaza en una guardería privada en el Zapillo. "Entre autobuses, clases, guardería y niña enferma día sí y día también, era una locura", confiesa. Pero pronto descubrió que no estaba sola: "En la universidad éramos varias madres jóvenes, y otras no tanto, que compartíamos el mismo problema".
Así, un grupo de estudiantes, mayoritariamente mujeres, comenzaron entonces a moverse para lograr que la universidad tuviera su propia guardería. "No queríamos nada gratis, solo un lugar cerca donde dejar a nuestros hijos mientras estudiábamos. Recuerdo que pagaba unas 12.000 pesetas mensuales y estaba dispuesta a seguir haciéndolo", explica.
En aquellos años, sin móviles ni plataformas digitales, organizarse era un verdadero reto. "Nos reuníamos a través de lo que entonces era el Consejo de Estudiantes y conseguimos que la dirección de aquel momento estudiara la viabilidad del proyecto. Todo lo hacíamos usando disquetes y en cibercafés". Sin embargo, aquella lucha silenciosa y valiente sembró las semillas para que finalmente, años después, la guardería universitaria se hiciera realidad.
Aunque cuando abrió sus puertas su hija ya estaba en el colegio, ella siente orgullo por haber sido parte de aquellos primeros pasos. "Por desgracia, no guardé documentos ni fotos de aquella experiencia, pero sí guardo la satisfacción de haber contribuido a algo tan necesario, incluso cuando la palabra conciliación ni siquiera existía".
Si eres una de las personas que participaron, o conoces a alguna de ellas, puedes ponerte en contacto con nosotros a través de la cuenta de Instagram @pequealmeria para intentar reconstruir entre todos este episodio.
Su historia nos recuerda lo mucho que ha cambiado el mundo en pocos años, pero también lo fundamental: que las grandes revoluciones empiezan con pequeñas luchas personales y colectivas. Y hoy, cuando hablamos de conciliación, recordamos con admiración a todas esas madres que a lo largo de la historia han dado los pasos para que la sociedad fuese abierta también para la crianza.