Permanezcan atentos a sus pantallas
`El PSOE hace una defensa cerrada de todos los dictámenes con sello de la Junta`
Entre las consecuencias más llamativas de la reciente negativa de la Junta de Andalucía a aprobar el Plan General de Ordenación Urbana de Almería (doce años de trámites llevamos ya) uno destacaría dos cosas: la primera, la habitual defensa cerrada de los concejales del PSOE almeriense a cualquier dictamen, decisión, o atropello con firma y sello de la Junta. Qué buenos vasallos si hubiera buenos señores, etcétera. De esa abnegada bizarría ya nada nos sorprende. Si la emperatriz de San Telmo les ordenase precipitarse en un avión sobre un buque enemigo, los concejales del PSOE se despedirían serenamente de su familiares, como hacían los pilotos japoneses, y les enviarían una misiva con recortes de uñas y mechones de cabello, asegurando ir a la muerte “puros como flores de cerezo”, que era lo que decían los kamikaze en su carta de despedida antes de tirarse contra la flota americana. Pero no voy a eso. Me quedo con la declaración posterior del consejero de Fomento, José Fiscal, que aseguró a la prensa que el PGOU de Almería estaba “en stand by” (sic.) El consejero intentaba de ese modo templar gaitas diciendo que la cosa no estaba suspendida sino en suspenso. Y como en la Andalucía de las caracolas y Canal Sur no todo el mundo domina el inglés, conviene señalar que la frase de marras era el cartelito que aparecía en las primeras emisiones de la TV en los Estados Unidos cuando la señal se cortaba. “Permanezcan atentos a sus pantallas”, decía años después Pilar Cañadas desde Prado del Rey. Y a poco que lo piensen, no hay mejor cartel con el que explicar en Almería la gestión de la Junta de Andalucía: un permanente fundido en negro. Continúen en nuestra sintonía, que un año de estos les llegará la A-92; esperen un momento que ahora ponemos el materno-infantil; no desesperen que enseguida les arreglamos el Ayuntamiento… y así hasta aburrir, con la tranquilidad que da pensar que aquí nadie cambia de cadena. Y así seguimos en Almería, como pardillos que creen mirar la tele, pero están mirando la lavadora.