El desconcierto
No es pequeño agobio querer ser antisistema viviendo dentro del sistema. Un partido como Podemos que no goza de experiencia de gobierno necesita acomodarse a la realidad de todos los días. Aquí no es la ideología la que transforma la realidad sino al revés. Para pactar con el PSOE Pablo Iglesias debería saber primero qué es lo quiere.
Los grupos de indignados que llenaron la Puerta del Sol de Madrid el l5-M tuvieron clara al menos una idea: el sistema no les representaba. Sin embargo no pasaron n de ahí. Una vez terminada su algarada callejera se fueron a casa renunciando a formar un partido político. Los de Podemos fueron más atrevidos. Se metieron dentro del sistema a sabiendas de que no les representaba.
Como era de esperar, el bipartidismo que ha gobernado este país durante más de treinta años afiló sus uñas contra los nuevos inquisidores. Tanto Mariano Rajoy como la Cospedal o incluso Esperanza Aguirre nos metieron todo el miedo posible. Han hablado sin parar de la vuelta del terror comunista , de la España conflictiva que se rompe de nuevo, y sobre todo, de la parálísis mortal que supone para la recuperación económica un gobierno de izquierdas. Bien, el Partido Popular actual es un pozo de podredumbre.
Exceptuando Ciudadanos que parece una segunda bala en la cartuchera de la derecha con menos corrupción y más juventud, el resto de los grupos huye del Partido conservador como la gacela en la sabana viendo venir el guepardo. Entonces, ¿qué remedio le queda a la izquierda para poner freno a la corrupción geológica? No hay otro camino que andar hacia el diálogo. Tener claro lo que necesita este país en uno de los momentos más decadentes de su historia.
No creo que entre los teóricos maquiavelismos de Pablo Iglesias entre la solapada astucia de gobernar con Rajoy y su tupida banda de saqueadores. Entonces… la mano tendida de Pedro Sánchez no debiera rechazarse. Hernando, portavoz del PSOE, dice que Podemos está perdido. Esa impresión produce al menos teniendo en cuenta la cantidad de exigencias innegociables de sus última propuesta. No se trata ahora de asegurarse ministerios y vicepresidencias. Hay que pactar para que la investidura sea posible. Lo demás es secundario.