Leyendo la historia del socialismo almeriense del siglo pasado me surge la necesidad de pensar en la intrahistoria de miles de militantes sin rostro, que fueron  el socialismo real, el que  demandan los ciudadanos. Aquellos que dedicaron mucho esfuerzo y lucha, en la consecución de un país democrático, aquellos que hicieron posible  la llegada al Gobierno de la Nación del Partido Socialista Obrero Español.

Nos habla la  historia de militantes socialistas destacados; de los grupos y corrientes políticas a las que pertenecieron, y  de los que las  lideraron. En cambio nadie habló de ese socialismo ciudadano y anónimo. Debemos agradecer a estos compañeros su aportación al pasado político del Psoe almeriense. La ciudadanía insiste en la regeneración de los partidos políticos; en nuevas formas de hacer política, en la democratización interna y en la transparencia del funcionamiento orgánico. Los ciudadanos  han madurado intensamente con la llegada de esta tremenda crisis, y reclaman cambios en las organizaciones políticas para dar aire fresco a  la democracia y a la política: nuestro mayor tesoro para hacer progresar a la sociedad.

El Psoe almeriense no está en la nostalgia de los años vividos en el siglo pasado. Los militantes socialistas de la provincia de Almería quieren construir un presente, y un futuro lleno de  esperanza, partiendo de una verdadera regeneración interna, basada en valores socialistas y no en intereses personales, ni de grupos. El modelo  de gestión política (vieja política)  donde el apellido y la pertenencia a determinados grupitos era el criterio de valoración y de selección para dirigir y gestionar el partido, no gusta  a la militancia ni al electorado socialista.

Las  vivencias de la niñez, el gran sacrificio de nuestros padres y su apuesta por educarnos en valores sociales, y  la diversidad de personas con la que hemos construido nuestra identidad socialista, es nuestro mayor valor: la esencia del socialismo de las personas. Los socialistas almerienses necesitamos crear una nueva cultura organizacional, donde predomine el esfuerzo, el compromiso, los valores, el  mérito y la valía para construir  el socialismo del siglo XXI, el de las personas, no el socialismo de los dirigentes.