El Partido Popular fue la formación que más votos recibió de los almerienses las pasadas Elecciones Europeas. Es algo que ya estaba claro minutos después de finalizar el escrutinio, pero por lo que llevo viendo y leyendo estos días parece que los resultados hubieran sido otros. Insisto en el dato porque es importante: el Partido Popular ha ganado las europeas en Almería. A partir de aquí, todas las interpretaciones y extrapolaciones que ustedes quieran. Pero no pasan de ser eso: disquisiciones de todo pelaje en unos momentos en los que parece que la solución de todo sea el cambio hacia no se sabe bien qué cosa. Y eso, cuando menos, es una aventura precipitada de resultado incierto. Pero volviendo al terreno de la realidad, sería también aventurado pretender que la victoria del Partido Popular haya supuesto una rotunda demostración de apoyo. Naturalmente que no. El presidente del PP almeriense, Gabriel Amat, resumía la situación pocos minutos después de finalizado el conteo de votos: “Estamos satisfechos, pero no conformes”. Es decir, que  hemos ganado pero aspiramos a una mayoría más estable. Y aunque ahora en el PSOE pretendan otra cosa, todo el mundo sabe que los resultados en unas elecciones europeas no son extrapolables en modo alguno a unas municipales. Se ha votado en un contexto económico y social de crisis y una franja de los votantes almerienses del PP probablemente haya mostrado con la abstención su disconformidad con alguna de las medidas que el Gobierno de Rajoy ha debido adoptar. Nuestro objetivo es, desde antes incluso de la campaña electoral, recuperar la confianza de un electorado que sabe que su voto ha posibilitado una Almería renovada, cambiada, que gusta y en la que se puede disfrutar de una buena calidad de vida gracias a la labor que desarrolla a diario el Ayuntamiento. Pero el gobierno de la ciudad no entiende de plazos, de campañas o de épocas electorales. Seguimos trabajando por hacer del Ayuntamiento de Almería una herramienta de gestión y servicios de calidad, acorde con las necesidades de una ciudad moderna que demanda cada vez más agilidad y eficacia en la respuesta de las administraciones. Y todo ello, en el caso del Ayuntamiento, con el permanente lastre que suponen las políticas de obstrucción e incumplimiento de la Junta de Andalucía, incomprensiblemente empeñada en seguir siendo un factor limitante del crecimiento de Almería capital. Los almerienses deben ser conscientes de todo lo que se ha avanzado en Almería y cómo estaba la ciudad cuando gobernaban otros que ahora consideran un gran avance de futuro volver a un nefasto gobierno municipal de coalición de izquierdas, del que todavía nos acordamos.