La Voz de Almeria

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En “Una noche en la ópera” (Sam Wood, 1935) Groucho Marx y su hermano Chico protagonizan una de las escenas más recordadas de toda su filmografía cuando, negociando el contrato de un tenor, van recortando trozos de un largo y absurdo contrato encabezado por ese célebre “la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte”.


Hace unos días, el alcalde recordaba en una intervención esta escena relacionándola con la actuación que la Junta de Andalucía está teniendo de cara a la rehabilitación del Ayuntamiento de Almería. Como saben, el proyecto de remodelación de la Casa Consistorial lo presentó la Junta en el año 2000 anunciando que estaría finalizado en 2005 coincidiendo con la celebración de los Juegos Mediterráneos. Pues bien, a principios de 2014, con la fase central de las obras sin empezar y con la fachada del edificio histórico tapada con una lona para evitar la vergüenza de su cochambre, la Junta de Andalucía ha tenido el cuajo de responder al último llamamiento del Ayuntamiento proponiendo la creación de “un nuevo convenio de colaboración para la primera subfase de la segunda fase de las obras de rehabilitación de las Casas Consistoriales.” (sic.)  Ahí están los tíos. Con un par. Han pasado catorce años de la presentación del proyecto de rehabilitación (el arribafirmante cubrió esa rueda de prensa) y la Junta de Andalucía todavía tiene el desparpajo de intentar chotearse del personal con desvergonzadas excusas de mal pagador.


Y mientras tanto, el Ayuntamiento de nuestra capital, edificio histórico que es patrimonio de nuestra ciudad y que representa la autoridad democrática y la dignidad de los ciudadanos almerienses sin distinciones de preferencia política, en ruinas y tapado con una lona para que no se vea su miserable estado. Por eso el Ayuntamiento se ha plantado y ha dicho que hasta aquí hemos llegado y que hará la obra en solitario. Punto final. La lona es ahora telón.


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