La Voz de Almeria

Opinión

La dialéctica que nunca falla

Daríamos trabajo a la justicia durante mucho tiempo si hubiéramos de meternos con los verdaderos atracos

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Al margen de lo que quede del actual conflicto de Gamonal entre el Ayuntamiento de Burgos y los vecinos del barrio, o mejor entre el alcalde y la calle, no debemos perder de vista la lección que se desprende del encontronazo sociopolítico. Hay, como siempre, dos frentes en presencia: por un lado la derecha en todas sus versiones posibles que sostiene ser cosa de cuatro violentos infiltrados llegados de fuera, y por otro la izquierda aupada también por gente no afiliada que ama su barrio y que no está dispuesta a que le mientan desde el negocio consistorial. Decir, como se ha dicho, que en democracia son solo los triunfadores de las elecciones quienes tienen que llevar adelante los programas urbanísticos es no tener en cuenta la cantidad de estropicios, robos, mentiras y pelotazos inmobiliarios que hemos sufrido, años atrás, sin contar, por otro lado, aquello que se dejó de hacer por incompetencia o por presiones interesadas de los poderes fácticos. Por lo tanto, estamos una vez más ante la dialéctica que nunca falla. Quienes piensan que el pueblo en marcha rompe demasiados cristales y demasiados escaparates, no tiene en cuenta lo que pasó en Marbella , Valencia o en Andalucía cuando a la gente le dio por callar. Llenaríamos muchas páginas sobre la corrupción y daríamos trabajo a la justicia durante mucho tiempo si hubiéramos de meternos con los verdaderos atracos que tuvieron lugar aquí en un período de veinte años. Albricias, el pueblo parece despertar ahora, harto de tanta podredumbre. El efecto Gamonal se extiende por otras provincias y lejos de lamentarse por miedo a un estallido social, sería mejor que pusiéramos remedio a tiempo. Lo han dicho otros compañeros de letras, existe otra forma de violencia tácita o latente . es la violencia que se esconde en el recibo de la luz, en algunos monopolios, en los sueldos de algunos ejecutivos y en el despido barato Una mirada al retrovisor nos demuestra que sin presión ciudadana no hubiera sido posible la jornada de ocho horas, los derechos civiles de los negros y un larguísimo etcétera. Aquí mismo en Almería, otra hubiera sido nuestra suerte si hubiéramos protestado a tiempo sobre los efectos nocivos de las bombas de Palomares. No digan que manifestarse trae malas consecuencias. Peores las traen las bombas.


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