Desde que murió Eusebio Poncela me ha dado por ver películas como “La ley del deseo”, “Matador”, ambas de Almodóvar. En esta última he encontrado una explicación clara y concisa sobre lo que es España. En una escena donde aparece el mismo Pedro como organizador de un desfile de moda titulado “España dividida”, una periodista le pregunta, por qué ese título, y él contesta, porque siempre ha sido así. La periodista insiste, pero dividida en cuántas partes, en dos, contesta él, los envidiosos y los intolerantes, y usted en qué parte se encuentra, en las dos, responde él de una manera tajante y rotunda.

Por la noche veo El Intermedio y en la sección que tanto me gusta, “Mujer tenía que ser”, Sandra Sabatés entrevista a Nevenka Fernández por su libro “El poder de la verdad”. Un libro que Nevenka ha escrito como terapia para comprender y superar el acoso sexual que sufrió por parte del alcalde de Ponferrada cuando ella era una joven concejala de esa ciudad. “Porque la gente que podemos decir algo lo hagamos”.

Un acoso que le dejó como secuela un odio hacia sí misma. Pero “tengo la verdad y tengo que contarla para ayudar y ayudarme”. Con la perspectiva de los años considera que sí fue valiente en su denuncia contra el acoso, sin embargo, en su momento esa valentía era necesaria para sobrevivir.

Sandra le pidió que describiera a su acosador y lo definió como un perverso narcisista, un gran manipulador, con todo el poder de una ciudad que le veneraba. Además, añadió que nunca esperó una disculpa suya, e incluso sintió hasta compasión por él, porque al no reconocer lo que ha hecho tiene que vivir con ello toda la vida. Pero yo me pregunto, si es incapaz de asumir el daño que ha hecho, cómo es posible que sufra por eso.

Hay tantos perversos narcisistas a nuestro alrededor.