Un presidente partido y doblado
Un presidente partido y doblado
Puede que las razones manejadas por el todavía presidente andaluz José Antonio Griñán para anunciar su renuncia a una eventual reelección al frente de la presidencia de la Junta de Andalucía haya que buscarlas sencillamente en el ámbito familiar.
No seré yo el que discuta las razones de un hombre de la edad y la trayectoria del presidente Griñán para decir que hasta aquí ha llegado. Sin embargo, las abrumadoras perspectivas que va cobrando el horizonte judicial del señor Griñán a consecuencias del entramado delictivo que, necesariamente, hubo de impulsar, consentir o -cuando menos- conocer, hacen que el anuncio de su renuncia empiece a teñirse de retirada estratégica.
La imputación en el caso de los ERE fraudulentos del escalafón de la gestión económica de la Junta, con la ex consejera Magdalena Alvarez al frente, estrechan las posibilidades de maniobra de un presidente que, aunque parezca dedicarse en exclusiva a la colocación de peones (y peonas) en el tablero de juego del PSOE para la próxima partida, se sabe pendiente del devenir de los sumarios tanto en clave política como en clave personal. Ya nada va a poder evitar que el señor Griñán acabe pasando a la historia andaluza y española como el presidente de los ERE, del mismo modo que nadie puede impedir que cuando la señora Alvarez esté declarando ante la Juez Mercedes Alaya, forzosamente habremos de ver la alargada sombra de l expresidente Manuel Chaves sobre la quien en su día, además de ejercer de reportera para las televisiones amigas, afirmó desafiante eso de “antes partía que doblá”.
Pues me temo que el paso del tiempo y el peso de los hechos acabe poniendo a más de una y a más de uno no sólo partido y doblado, sino directamente hecho trizas.