Después de pasar más de un año sigo buscando especialista que me cure mi hipoacusia, la cual se ha ido agravando a lo largo del tiempo. Desde entonces soy incapaz de disfrutar viendo una película porque la mitad de los diálogos se me escapan, capto algunas palabras, pero no la frase entera.

Por eso he decidido ver cine desde mi portátil apoyado en mi regazo, encima de un cojín. Pantalla que también me sirve para leer los subtítulos de películas en versión original. Normalmente entro en RTVE play y elijo qué ver. Con demasiada frecuencia se producen interrupciones durante la transmisión. Imagino que será debido a la falta de una buena cobertura de internet en el campo.

Una de esas películas que quería ver insistentemente y que siempre que entraba en ella me la encontraba paralizada era “Función de noche” de Josefina Molina, con Lola Herrera y Daniel Dicenta. Sentía una gran curiosidad por escuchar las conversaciones entre dos actores que se representaban a sí mismos en su tormentosa relación real de pareja.

Sin embargo, no sé qué constelaciones se dieron en el universo para que la otra noche insistiese y pudiera verla entera. Impresionante Lola Herrera, una mujer valiente. Como se define a las mujeres auténticas, que ejercen de mujeres de verdad, pero todavía son algo tan excepcional que de ahí los calificativos. Sin embargo, un hombre no los necesita, si es un hombre se supone en él todas las cualidades de un ser humano, una mujer tiene que demostrarlo.

El machismo es tan sutil, estamos tan impregnados de él, que ni siquiera somos conscientes. Y luego está la envidia sobre la mujer que desea ser libre y lo consigue por ejemplo bailando en una plaza de su pueblo una noche de velas y cruces.

Lo primero que hay que perder es la reputación, le dice una amiga a Lola.